Melodías del Corazón

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UN DIRECTOR DE ORQUESTA Y LA INTERPRETE ESTRELLA

Damián Brown

Me quedo estático en mi lugar sin buscar explicaciones, yo sólo vine a cumplir lo que mi padre y su amigo me han encargado. No tenía nada mejor que hacer en un día tan aburrido como hoy que no tengo necesidad de ir hasta la universidad para hacer mis trabajos, aunque mis amigos me insistieron en salir preferí venir a molestar un rato a Sofía y sí que se molestó.

Escucho cómo alguna puerta de la casa es cerrada con bastante fuerza, eso es señal de que alguien está muy molesto y ese alguien es Sofía. No importa lo enojada que esté o lo mucho que quiera gritar yo no me voy a ir por una simple razón: tengo que cuidarla. No me interesó ganar la apuesta con sus amigos, yo tengo que estar con ella. Está bien si me quedo aquí todo el día pues lo único que quiero es jugar esta joya que hacía años no disfrutaba.

Tenía 12 años cuando mi padre me compró la consola y yo elegí mi primer videojuego, al llegar a casa lleno de entusiasmo le avisé a mi primo para que fuera el primero en jugar conmigo, el también moría de la emoción, solíamos jugar todo el día o hasta que mis mamá nos cortaba la luz del sótano. Recuerdo que nuestra amistad pasó a convertirse en una hermandad desde que nuestros padres pasaban mucho tiempo fuera, desde que me quedaba horas y horas solo en casa.

Desde que detectaron el cáncer en mi mamá y hasta el día en que murió.

Me encantaba jugar con él pues ambos disfrutamos el rock, lo traemos en las venas, mi madre era amante de Radiohead y del mismísimo Elvis Presley. Mientras que el tío Jon y la tía Rose aman todas y cada una de las leyendas del rock and roll.

Luego de la muerte de mi madre, papá empezó a distanciarse. Cuando llegaba del trabajo ni siquiera se preocupaba por mí a veces ni siquiera me daba cuenta de que había llegado, mi madre siempre fue la alegría del hogar así que supuse que regresar a ese lugar le traía más dolor.

 Aprendí a valerme por mí mismo desde temprana edad, ser responsable, autosuficiente y no necesitar de nadie. Por lo que la relación tan unida que tenía con mi primo se vino abajo desde que no quería seguir viéndolo o hablando con él, el ultimo día que hubo comunicación entre nosotros fue hace un año, llevo un año sin saber de su vida, sus planes y si ha hecho algo más para conseguir lo que tanto queríamos.

—Sofía —La chica esta parada en la puerta con una bandeja en las manos, no me percaté del momento en que entró pues estaba tan concentrado en mis pensamientos que no escuche ni un solo ruido.

—Creí que quizá tendrías hambre llegaste desde muy temprano y no has comido —dice con algo de pena en su voz, me sorprende que se haya preocupado por mí.

—Estoy bien, gracias —respondo con una sonrisa tensa.

—La dejo aquí por si quieres comer —Entra al cuarto y pienso que se quedara pero solo pone la bandeja en la pequeña mesa.