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BEAT BEAT BEAT Y BUM BUM BUM

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BEAT BEAT BEAT Y BUM BUM BUM

Sofía Henderson

Frente a las puertas de la universidad me siento más pequeña que nunca, luce tan distinta a la preparatoria y estar aquí me hace sentir algo incómoda. Le pedí a mi madre que me dejara sola pues creí que podía hacerlo por mi cuenta pero frente al imponente edificio me siento como una hormiga que será pisada en cualquier momento. Las personas entran y salen y yo sigo de pie en el mismo lugar de donde baje del auto.

Empiezo a voltear a todos lados, si mal no recuerdo el profesor dijo que las clases son en un edificio especial y más pequeño para las artes y todo lo que tenga que ver con eso, mis ojos bailan impacientes por el edificio y sus alrededores, la impaciencia está por desbordarse de mi vaso pero cuando giro a la derecha lo reconozco con facilidad pues es más pequeño que todos los que hacen el campus suelto un gran suspiro para ponerme en marcha.

 Al llegar abro las puertas pero no puede faltar mi entrada triunfal.

Quería seguir corriendo, sin embargo, me detengo en seco al ver un chico que viene sobre una patineta y creo que no contaba con que alguien se le pondría en su camino pues su expresión de horror antes de chocar conmigo lo dijo todo. De pronto, ambos estamos en el suelo y creo que me golpee el brazo pues me duele y el chico se está sobando la cabeza.

Torpe.

Hablo de mí.

Bueno creo que los dos fuimos torpes.

Levanto mi rostro y me encuentro con esos ojos negros que había visto antes y me cautivaron, mi corazón late cada vez más deprisa como una canción en la fiesta de los viernes en casa de algún compañero, un bum bum muy acelerado y mis manos sudan mientras que mis mejillas se tornan rojas de vergüenza. 

Él aun no me ve, está concentrado en el golpe de su cabeza así que abre y cierra sus ojos pero yo ya lo reconocí; es el chico que cantó en el Restoband. Es el chico que me cautivó con su voz, él está aquí. 

Me quedo observándolo pues ahora que lo tengo cerca puedo distinguirlo bien, su cabello es muy rizado, en un tono café , más largo de lo normal por lo que llega a cubrir parte de su frente y sus orejas, sus labios son largos y no muy gruesos pero es en lo primero que me fijo y no sé porqué al final de cuentas son lindos,. Esta vestido todo de negro y puedo ver que tiene un arete en la oreja izquierda.

—¿Estás bien? —Se levanta y me tiende una mano para ayudarme, sin pensarlo demasiado lo tomo. 

Ese simple contacto activa mis sentidos, con solo tocar mi mano siento todo un escalofrío recorrer mi cuerpo al mismo tiempo que mis ojos conectan con los suyos, como las guitarras eléctricas cuando son conectadas al amplificador para darles vida. Me siento como una nota que ha sido encontrada.

—Si, si no te preocupes. ¿Tu estas bien?

—Si creo que... —Baja su otra mano que posaba en su cabeza y puedo ver una pequeña mancha roja que está entre sus dedos. Me altero más al grado de poner una cara horrorizada y pidiéndole disculpas un montón de veces.

Melodías del CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora