—Se te van a salir los ojos si me sigues viendo así. —Le vio sonreír, sus ojos desapareciendo en una fina línea al hacerlo—. ¿... O quizás terminaras abriendo un hoyo en mi rostro?

—¡Y-Yo no te estoy viendo! ¡¿Quién quisiera verte a ti?! —Vocifero, antes de salir de la biblioteca, asegurándose de dar un portazo al hacerlo.

El chico se terminó apareciendo en cada lugar al que iba, lo que provoco que en algún simplemente se rindiera, abrazando sus rodillas y dejando que el chico se sentara a su lado, con aquel libro.

—¿Realmente es tan interesante?

—No, en realidad pienso que ambos niños son estúpidos, saben que está mal y de igual forma lo hacen, son tontos —Yeonjun soltó el libro y lo observó a los ojos por primera vez desde que había llegado a la casona—, pero es algo distinto a lo que estoy acostumbrado a leer.

—¿Y qué sueles leer?

—Hmmm, en casa hay algunos libros, hablan de otras cosas.

—¿Cosas de adultos?

—Algo así, no son muy interesantes, pero debo memorizarlos por mis profesores.

—¿Ya vas a la escuela? —Beomgyu lo observó confundido, tenían edades similares, ¿Por qué parecía que ese chico era mayor que él? Yeonjun asintió, logrando que lo observara aun más confundido—. ¿Ustedes no?

—Papá dice que solo Soobin irá. Yo me quedaré aquí, no comprendo muy bien porque—Bajó la mirada hasta sus manos, Yeonjun lo imitó, notando por primera vez su marca—. ¿Es por qué soy un doncel? Poder tener hijos no me hace tan distinto a ustedes.

—Bueno, también hay otras razones. En la escuela enseñan otras cosas que los donceles no deberían aprender—Arqueo las cejas y le vio divertido—, pelear con la espada, matemáticas, política... Son cosas de niños, los donceles deberían aprender cosas más ligeras como arte, incluso pueden no aprender nada, tendrán su vida resuelta con solo sentarse y lucir bonitos.

Y aquello, a pesar de que por el tono con el que lo decía sabía que no era dicho con mala intención, molestó en demasía a Beomgyu, que solo se levantó y huyó, con las manos hecha puños y el rostro rojo por la rabia, fue en ese momento que comenzó a notar las diferencias que había entre el trato que recibían Soobin y él.

Sus padres eran los únicos que no los trataban distinto, pero todos los demás parecían hacérselo saber con cada cosa, Beomgyu nunca había sido de ensuciarse y ser demasiado revoltoso, pero por míseros descuido era regañado, diciendo que no debía hacer eso, que debía tener cuidado. Soobin podía ensuciarse aún más, sin recibir ningún regaño, ¿Entonces por qué él no podía hacerlo también?

Y empeoro aún más cuando Soobin se fue a la escuela, contrario a lo que pensaba recibieron las mismas clases hasta los diez años, que tuvieron que despedirse.

—Gyu...

—Sé un buen hermano mayor y saca las mejores notas, demuéstrales a todos que los Keim somos los mejores—Fue lo único que le dijo al darle un último abrazo, Soobin lo estrechó en sus brazos y asintió, con los ojos llorosos.

A pesar de todo, amaba a su hermano mayor y él no era el culpable de que fuese tratado así, lo tomó del rostro y besó su mejilla, antes de verlo subir a aquél carruaje.

Y quizás en ese instante, donde la brisa meció sus cabellos llevando a él el aroma de la primavera, fue que notó que el destino de ambos hermanos sería totalmente distinto. Sintió la mano del duque sobre su hombro, en el momento que sus ojos se llenaban de lágrimas por la pérdida de algo que siempre estuvo a su lado.

Soft Edges  ➠ 【TaeJin】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora