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—¿Aún sigues enojado? —Seokjin no respondió, optando solo por asentir, tenía lágrimas secas en las mejillas y los ojos hinchados—. Pequeño Jinnie, es por tu bien, dejarte ahí es realmente peligroso. Quién sabe si esos bárbaros quieran volver intentar algo.

El doncel frunció el ceño y sorbió por la nariz, sin mover su mirada de la ventana del carruaje. La extraña figura había resultado siendo el rey, que le cargó en brazos y advirtió que no podría quedarse en la casona de Ryana por lo ocurrido, sin siquiera explicar exactamente que había sido, y se quedaría con él mientras Taehyung regresaba del norte.

—¿Pero y los demás? No me dejó verlos, no sé si están bien... ¿Qué sí alguno salió herido? —las lágrimas surgieron de sus ojos nuevamente—. ¿Cómo sé si alguno estaba grave? Todos tienen familia, me sentiría culpable si alguno de ellos no puede volver a su casa por mi culpa.

—Estate tranquilo, tengo entendido que el único herido fue un guardia y solo fue un rasguño.

—¡No le creo! ¡No me dejó verlos por una razón!

—¿Por qué? ¡Los malos estaban ahí, Jinnie! —Se quejó, como si fuese un simple juego de niños y no un ataque real—. Estás encinta, pequeño, ¿Cómo iba a someterte a eso?

—N-No me siento tranquilo así—lloriqueó, secándose las lagrimas con el dorso de la mano—, ¿Están realmente bien? ¿Me lo promete?

—Te lo prometo, pequeño Jinnie, yo no sería capaz de mentirte y menos en tu estado—La mano del joven rey acarició su mejilla, secando una lágrima que caía por su mejilla—. Además, ve el lado bueno, así podrás hacerle compañía a Eun, aunque tener a dos embarazados no me deja tranquilo... —suspiró—. ¿Cuándo regresará Taehyung?

—N-No lo sé... —musitó, bajando la mirada—. Quizás regrese en una semana o más.

—Por suerte eso no es mucho tiempo, una semana pasará en un abrir y cerrar de ojos—le aseguró, aunque aquello no calmaba a Seokjin, quién luego de aquella experiencia deseaba que su esposo llegara rapidamente.

Su llanto siguió por todo el camino, contestando en voz muy baja a los intentos del rey de sacarle conversación, aunque Eunjoon no lo culpaba por eso, la propia Eunseol estaba sensible con su embarazo, Seokjin, quien no tenía a su esposo cerca y acababa de pasar por una experiencia como esa debía estarlo aún más, por no mencionar que estaba herido.

El rey se mordió los labios, sintiendo el carruaje detenerse, le dio una mirada a Jin antes de hablar:

—Parece que hemos llegado—Eunjoon abrió la puerta y le ayudó a bajar, llevándolo en brazos de manera nupcial. Fueron recibidos por un grupo de sirvientes, entre los que destacaba un alto hombre que parecía ser el headmaster, por su uniforme levemente distinto.

—Su majestad—le saludaron todos los sirvientes al unísono, todo se veía tan perfecto que le provocaba mala espina. Eran inexpresivos, secos, tan distintos a los sirvientes en la casa de Ryana.

—Mi, encuentra una silla de ruedas para el duque Keim* y encuentra al médico real lo más rápido que puedas. Se ha herido el tobillo y no puede caminar—ordenó en voz seria, mientras Seokjin se aferraba a él, algo tímido.

—Como usted ordene, su majestad.

—Vayamos dentro, Pequeño Jinnie, Eun debe estar en su segunda pataleta del día.





Soft Edges  ➠ 【TaeJin】Where stories live. Discover now