Y me fastidiaba porque en ocasiones, no podía evitar dar por hecho que mientras yo pasaba las noches llorando en mi cuarto, pensando en lo que pudo haber sido y no fue, lamentando la manera en la que habían resultado ser la cosas, el se encontraba ajeno a todo este dolor, sin pensar en mi y viviendo su vida lo mejor posible. Sin embargo, luego estaban esas veces en las que veía una actuación de el, algún vídeo o incluso una simple foto y me fijaba en sus ojos, en la tristeza que siempre había tras estos; no era feliz o al menos, no tanto como debería, no tanto como yo desearía que lo fuera.

Un año no era, ni de lejos, suficiente para olvidar a una persona; mucho menos si esa persona había significado tanto para ti. Y supongo que lo que más dolía de todo esto era la forma en la que todo había acabado, esa última imagen que había obtenido de el; esa manera de inclinarse hacía la mesa y esnifar esos malditos polvos blancos.

Aun seguía pensando en esa noche, en que haría si pudiera volver a ella. ¿Le pediría que nos quedáramos en casa en vez de ir a esa maldita fiesta o quizás lo que pasó fue lo mejor que podía haber sucedido pues de no ser así, tal vez no me hubiera dado cuenta de lo que ocurría, de lo que se estaba haciendo?

Aun seguía preguntándome si después de mi marcha, había entrado en el local, se había acostado con alguna chica y se había vuelto a drogar tal y como el me había advertido. Y lo peor de todo es que, le quería tanto, que ni si quiera me hubiese molestado lo primero si así no hubiese sucedido lo segundo; no me importaba que hubiese estado con otra chica, me importaba mucho más lo que se hubiese vuelto a meter en su cuerpo.

Danna apareció esa noche sin avisar, quince minutos después de la discusión, mientras yo estaba esperando un taxi que se estaba tomando más tiempo del necesario en llegar. Supuse que había sido Oliver quien le había llamado para que viniese a buscarme, pues a pesar de todo, aun seguía importándole, aunque quizás no lo suficiente. Lloré toda la noche en el hombro de mi amiga, con Leslie acariciándome la espalda de vez en cuando mientras ambas intentaban, sin demasiado éxito, animarme.

-Lo cierto es que lleva un tiempo así... se que se mete muchas cosas en el cuerpo. No te voy a engañar, yo también lo he hecho, creo que cuando perteneces a este mundo es difícil no haberlo hecho pero lo de Oliver es... creo que va a más; por eso discutimos tanto. - Me explicó Martha mientras las tres permanecíamos en su habitación del hotel. - Y el no es feliz, Jane, se que no lo es a pesar de que todo esto es lo que siempre ha deseado y se cree que las drogas y el alcohol le ayudaran, que conseguirían hacer que vaya superando los días pero lo cierto es que como siga así... ni si quiera quiero pensar en lo que puede llegar a pasar.

Aquellas palabras tan solo habían hecho que mis preocupaciones crecieran.

-¿Y que puedo hacer? No puedo permitir que el se haga esto, no puedo dejar que el se destruya... debo hacer algo, Danna.

-Tu ya le has ofrecido tu ayuda, Jane; no puedes hacer mucho más si el no la acepta. Debe ser el quien reconozca que tiene un problema; tu no puedes cargar con toda la responsabilidad de este porque si no lo único que conseguirás es que te arrastre con el y eso no sería justo y tampoco creo que sea lo que el quiere.

Seguí llorando durante horas.

-¿Por que nadie me dijo lo que pasaba?

-Estabas lejos, Jane y a decir verdad, en un principio no creí que fuera tan grave. Además, no quería preocuparte, no cuando tu también tienes tu vida, una que te mereces vivir sin estar pendiente de los demás.

-Pero quizás podría haber hecho algo...

-Quizás, pero no creo que hubieras cambiado nada, cariño. -Habló esa vez Leslie. -Quizás podrías haberlo retrasado pero... el ambiente en el que se rodea... creo que habría caído tarde o temprano incluso si tu te encontraras a su lado.

Seremos eternos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora