-Quizás busque desconectar de la música durante unos días.... tienes que comprender que ha pasado de ser un hobby a su trabajo; puede que simplemente necesite descansar de ello. Tiene que ser agotador.

-Puede... Supongo que esperaba verle más feliz después de todo lo que han estado consiguiendo. -Solté un pequeño suspiro y miré a mi amiga. -¿Por que siempre acabo contándote todos mis problemas?

-¿Y por que yo siempre acabo escuchándolos y preocupándome por ellos como si fueran míos? -Preguntó ella y nos miramos con una leve diversión. -Creo que ambas necesitamos más amigos.

Las dos nos echamos a reír sabiendo que probablemente aquello fuese cierto.

Cuando llegué a casa, Oliver estaba hablando por teléfono: su rostro estaba serio mientras el daba vueltas por todo el salón de forma nerviosa, pasándose la mano por el pelo. Bajó un poco el tono de su voz cuando me oyó entrar y con la mano me indicó que enseguida estaría conmigo. El rápidamente colgó y lo único que pude oír fue su última frase:

-No me importa lo que digan, es nuestra banda no la de ellos.

Forzó una sonrisa cuando se acercó a mi y me preguntó que tal había ido mi día pero aun así yo no pude pasar por alto lo que había sucedido.

-¿Va todo bien? ¿Ha pasado algo?

-No, todo va bien. -Mintió descaradamente, ambos sabiéndolo.

-Oliver...

-Ahora no, Jane, por favor. No quiero hablar del trabajo ahora. -Y pareció haber cierta suplica en su voz por lo que decidí no seguir con el tema a pesar de que siguió en mi cabeza durante todos los siguientes días.

Olly y Danna vinieron al cuarto día sorprendiéndonos a los dos; ambos teniendo una reacción muy distinta con su llegada pues mientras yo sentí una inmensa alegría al verlos, Oliver no pareció nada contento con su visita.

-¿Donde está la escritora más guapa del mundo? -Oímos como gritaba Olly en la calle bajo mi ventana y me mantuve con una gran sonrisa mientras esperaba impaciente a que subieran las escaleras. Los tres nos dimos un gran abrazo mientras Oliver nos esperaba algo más apartado atrás, observando la escena.

-Nunca te voy a perdonar por hacerme llorar con ese maldito libro. Me debes por lo menos una noche de risas y copas. -Me dijo Danna cuando aún seguía aferrada a mi después de que mi amigo se hubiese separado para acercarse a hablar con Oliver aunque lo hicieron tan bajito que apenas pude escucharlos. Fue entonces, cuando ella, la que peor carácter tenía de los tres me dejó ir y se enfrentó a el. -¿Y a ti que demonios te pasa? ¿Vas a dejar de comportarte ya como un maldito crío? -Le espetó, de manera cabreada recibiendo una dura mirada de Oliver.

-¿Has venido hasta aquí para darme la charla?

Se intercambiaron un par de duras palabras, algún que otro reproche que no conseguía entender, ambos mirándose de manera cabrada, llenando todo el apartamento de una tensión insoportable. Los había visto teniendo sus piques a la hora de ensayar, sus pequeños enfrentamientos sin importancia que solucionaban rápidamente en cuanto uno de los dos acababa sonriendo y dándole un abrazo al otro. Sentía que aquella vez ninguno de los dos iba a sonreír y mucho menos abrazarse. Fue Olly quien intervino, poniéndose entre medias.

-Ya es suficiente, ¿no podéis tener una maldita conversación normal? No vais a arreglar nada si seguís en ese absurdo plan, sobre todo cuando los dos sabéis que ninguno tiene la culpa de lo que ha pasado. -Tanto Oliver como Danna parecieron calmarse un poco y pude ver lo indispensable que era Olly para ellos y que sin el, apenas lograrían salir hacía delante; mientras que Danna y Oliver eran puro carácter, dos personalidades fuertes que al chocar podían llegar a explotar, Olly era el pilar que se ponía entre medio para evitar ese choque, el que apaciguaba esas dos tormentas.

Seremos eternos.Where stories live. Discover now