Capítulo 44

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WILL.

Hacía tiempo que no iba al taller de Loyd, pero mi coche ya está en las últimas y necesita una reparación urgente si quería llegar a algún sitio que no estuviese a apenas diez metros de mi casa y no acabar tirado en mitad de la nada.

—Gracias por acompañarme, Nick—digo mientras estaciono el coche sin apagar en motor frente a un semáforo en rojo mientras varias personas pasan en ambas direcciones mientras el color LED del semáforo seguía en verde para los peatones.

—No hay de qué, tío, además, no tenía mejores cosas que hacer, era esto o acompañar a mi hermana pequeña a su clase de ballet—ríe mientras se encoge de hombros ojeando algo en su móvil.

Giro la esquina para entrar en la calle donde se encontraba el taller y me encuentro con toda la calle llena de gente hablando. Todo el barrio había salido a la calle por razones que desconocíamos. Me fijo de repente en un corro de numerosas personas que se encuentran alrededor de algo les llama la atención mientras observo como hablan entre ellas y algunas se muestran asustadas.

Nos bajamos del coche tras aparcar en el lado opuesto de la acera y extrañadnos nos encaminamos hasta el pelotón de personas amontonadas en un corro, apartándolas para poder averiguar qué pasaba y lo que les llamaba tanto la atención.

—¿¡Aiden!?

AIDEN.

Oigo una voz que me resulta familiar. Aunque casi se me hace imperceptible por el bullicio de la gente que hay a mi alrededor. Diviso a Will y a Nick abriéndose paso entre la multitud de gente que se había agolpado haciendo un corro mientras me observaban sin hacer nada al respecto.

—¿¡Aiden!?—exclama Nick cuando me divisa tumbado en el suelo y con una herida en el costado.

—¡Chicos!—alcanzo a gritar tratando de tapar la herida que me había propiciado Scott con la mano evitando así que pudiese salir más sangre.

Ambos se acercan enseguida corriendo hacia mí para socorrerme.

—¿¡Que te a pasado!?—pregunta Will ayudándome a tapar la herida con las dos manos.

Ambos miran toda la sangre derramada por el césped del jardín delantero de la casa donde siempre se encontraba la banda de Scott reunida.

—Hay que llevarte al hospital, esto tiene muy mala pinta—agrega Will mientras

—No, primero, Andrea—sentencié en un intento de levantarme.

André estaba en peligro. Scott la perseguía y seguramente ya la habría encontrado. Esperaba que no, pero tenía esa corazonada. Andrea necesitaba mi ayuda. Si le pasaba algo... nunca me lo perdonaría.

—¿Qué? ¡No es momento para hacerte el superniñero, hay que ir a un hospital!—exclama Nick sujetándome por la espalda.

—Andrea está en peligro... Scott va tras ella.

Will y Nick se miran perplejos y ambos asienten. En unos minutos de intenso dolor estaba montado en el destartalado coche de Will y buscando en mi móvil la ubicación de la moto, ya que le puse un sistema de seguridad por si esta era robada, saber donde está.

—Están en el instituto privado de la calle mayor, es al que asiste Andrea—aviso a Will que es quien iba conduciendo mientras Nick me acompañaba en los asientos traseros.

—Entendido—dice Will girando hacia la izquierda y pisando un poco más el acelerador.

—Voy a intentar que la hemorragia se detenga un poco, pero si no vas rápido a un hospital, puede que no sobrevivas...—dice Nick mirándome a los ojos.

MI NIÑERODonde viven las historias. Descúbrelo ahora