Capítulo 42

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ANDREA.

Hoy es cuando las señoras de la limpieza limpian  el instituto y quitan el polvo a los expositores de los trofeos que han ganado los diferentes equipos deportivos, así que el edificio está abierto y puedo entrar fácilmente.

Corro por los pasillos mirando hacia atrás para ver si Scott me persigue. Sin saber como, me tropiezo con algo y acabo cayéndome al suelo por el impacto.

—¿Pero qué?—preguntó mientras me froto la parte en la que me había dado al caer.

Miro hacia adelante y una melena rubia me da una pista de que no he tropezado con algo, si no con alguien con quien no quería tropezarme ni aunque ella fuera la última persona en la faz de la Tierra y para salvar el mundo necesitara tropezarme con ella.

—¡Mira por donde vas, foca!—me grita totalmente ofendida.

—¿¡Marilyn, que haces aquí!?—pregunto sorprendida ya que no me esperaba que la rubia oxigenada más famosa del instituto estuviese justamente aquí un domingo.

—Las animadoras como yo tenemos entrenamiento hoy, ¿sabes? El sábado que viene tenemos una competición muy importante y hay que perfeccionar cosas, ¿y tú qué haces aquí, Macedonia?

—¿En serio? ¿Todavía sigues con eso? Mira que terminas siendo pesada—pongo los ojos en blanco.

Hasta en las peores situaciones Marilyn conseguía sacarme de mis casillas.

—¿Qué me has llamado?—pregunta ofendida con la voz chillona que yo tanto odiaba.

Oigo pasos a lo lejos e instintivamente le tapo la boca a Marilyn evitando que pudiese decir una sola palabra más con esa voz tan estridente  que sus padres le dieron y así delatara mi posición al lunático armado que me perseguía.

—Shh cállate...—le ordeno mirando con detenimiento a ambos lados del pasillo temiendo que Scott nos hubiese encontrado.

—¡Ninguna morsa andante me va a mandar callar!—exclama tras quitar mi mano de su boca.

—Marilyn, por favor, cállate—le pido mientras pequeñas gotas de sudor caen por mi frente por los nervios.

—Que no me mandes callar—dice mientras me mira por encima del hombro y se aparta un mechón de su cabello para colocárselo detrás de la oreja.

—Por fin te encuentro cariño—oímos que dice una voz a mi espalda.

Me giro temerosa. Sabía perfectamente quien era y esperaba no estar en lo cierto.

—¡Scott!—exclamo cuando me giro para hacer contacto visual con la persona que me llevaba persiguiendo desde hace numerosas manzanas.

—Quién es este, ¿tu novio?—pregunta Marilyn mientras yo le regalo una mirada de odio.

—¿Pensaste qué escapándote y huyendo a un instituto de pijos te ibas a librar de mi? Ilusa—ríe Scott mientras se acerca a mi un poco

—Uh, pelea de pareja, menudo salseo—dice Marilyn con una pequeña risita.

Veo como Scott desliza su mano hasta uno de los bolsillos de su pantalón y saca lentamente de su bolsillo una pequeña navaja.
Cojo a Marilyn de la mano y tiro de ella para salir huyendo, ya que ella se había quedado petrificada ante tal situación.

—¡Corre!—exclamo.

—¡No te podrás esconder eternamente mi bonita presa!—grita Scott a nuestra espalda con una risa socarrona.

Llegamos al laboratorio de química, el cual, es el que más alejado está de donde estábamos anteriormente.

Nos escondimos detrás de una de las mesas que hay en el laboratorio y ahí pudimos coger otra vez aire después de correr por todo el instituto.

—¿Se puede saber qué has hecho?—me susurra Marilyn.

Suspiro al pensar que sin saber nada de lo que ha pasado piense que yo he tenido toda la culpa de que Scott me quiera asesinar a sangre fría en un instituto de secundaria privado.

—Ese tío ha secuestrado a mis hermanos y ahora me persigue a mi—le susurro sincerándome con ella.

—¡Qué!—grita Marilyn asustada.

—¡Baja la voz!—susurro y le hago un gesto con la mano para que reduzca el volumen.

—¿Es un criminal?—me pregunta Marilyn mientras se acerca un poco más a mi temerosa.

—Pertenece a una banda callejera, trafican con droga y armas.

—Oh Dios mío.

No sé si después de todo esto me arrepentiré de decir lo que voy a decir pero es mi única opción de salir de aquí y que Scott se enfrente a la justicia.

—Tienes que ayudarme, sé que no me tragas, yo a ti tampoco, pero ahora realmente necesito tu ayuda, por favor.

—¿¡Qué quieres que haga!? Me va a ver y me matará por tu culpa.

—Tengo una idea, pero necesito que tú estés de acuerdo—le susurro completamente seria.

—Está bien—accede Marilyn finalmente.

No me esperaba que Marilyn accediera a llevar a cabo un plan que se me había ocurrido a mi y más teniendo en cuenta que me odia. Tal vez, la situación de peligro la volviese menos Marilyn.



Salimos del laboratorio a la vez y nos despedimos con un leve movimiento de cabeza. Marilyn se dirigiría a la puerta de entrada para huir y llamar a la policía mientras que yo serviría de cebo.

Cuando creo que estoy lejos de Marilyn y la puerta de entrada comienzo a hacer ruido para que Scott pique el anzuelo.

Pero aunque yo hago todo el ruido que puedo y más, no consigo que Scott venga.

—¿Crees qué este absurdo plan te iba a funcionar princesita?

Me doy media vuelta hacia la voz ronca que escucho a mi espalda para encontrarme con Scott agarrando del cuello y apuntando con una pistola una Marilyn completamente atemorizada.

—Lo siento, me pilló cuando estaba apunto de salir y me apuntó con la navaja—se disculpó mientras pequeñas lágrimas comenzaban a rodar por sus mejillas.

—Tranquila—le digo—Scott, suéltala ahora mismo, es a mi a quien quieres, no a ella, suéltala y cógeme a mi, te juro que esta vez no huiré—le prometo.

La verdad es que no tenía ningún otro magnífico plan, solo quería que Marilyn estuviese sana y salva.

—He pensado que no—se niega Scott mientras mira con una sonrisa ladeada a Marilyn.

—¿¡Qué!?—exclama Marilyn con un hilo de voz.

—Tener dos rehenes presiona más que teniendo sólo una rehén, además, si suelto a la rubia irá a la policía y no queremos eso, ¿a qué no?

Marilyn y yo nos miramos preocupadas mientras Scott nos obliga a ir al cuarto del conserje el cual estaba más apartado que el laboratorio de química al que habíamos ido anteriormente para intentar escapar de Scott.

MI NIÑERODonde viven las historias. Descúbrelo ahora