Capítulo 16

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ANDREA.

Hace media hora que Aiden se fue hacia la universidad después de traerme mi móvil.

Cuando lo cogí vi que tenía un mensaje de Angie y varios de Alma y de Blanca. Se me había olvidado hasta que hoy era mi cumpleaños. ¿Cómo puede una persona olvidarse de su propio cumpleaños?

Hoy cumplo los dieciocho años, por fin soy mayor de edad y voy y me olvido.

Más desastre no puedo ser.

Decido mirar el Instagram de los compañeros de mi clase, ya que no puedo hacer nada, por lo menos gastar mi tiempo cotilleando un poco.

Miré el perfil de Chad, al que había subido una foto de él en la fiesta, estaba con su camisa blanca y pantalones azules, pero esperad...

¿Esa chica de detrás... soy yo?

¡Dios mío! ¡Salgo en una foto con el chico que me gusta!

Y pensareis: pero si sales de espaldas y casi no se te reconoce.

Me da igual.

Con tan solo salir en su perfil, me vale.

Sonrío como si me acabaran de dar la mejor noticia del mundo. Voy al instagram de Marilyn, la cual ha subido varías fotos de la fiesta con distinta gente a su perfil.

Bah, paso.

Ver su cara me revolvía el estómago y recordar los sucesos de la noche anterior no hacía más que hacerme sentir una mezcla de rabia y tristeza al mismo tiempo.

Dejo el móvil en la mesa, al lado de la camilla y me acurruco para después dormirme plácidamente intentando aprovechar el silencio.

La bruja venía acompañada de un montón de zombies, pero esta vez no me pillarían sin defensa.

Cojo todo tipo de armas, las cuales se guardaban en una habitación secreta que ni siquiera sé como encontré.

A cámara lenta la bruja junto a los zombies se acercan corriendo hacia mi mientras yo recargo armas y comienzo a dispararlas.

Demasiado tarde.

La bruja estaba delante de mi y los zombies a mi alrededor zarandeándome.

—Dejadme en paz... ¡soltadme asquerosos zombies!—grito abriendo los ojos de golpe despertándome de mi sueño.

—¿Zombies?—oigo una risa con la voz ronca.

—¿¡Aiden!? Se suponía que estabas en la universidad—pregunto sorprendida de encontrarle ante mi a esas horas ya que normalmente saldría más tarde.

—Ya son las 19:00 de la tarde... he venido por qué me acaban de llamar—dice mirando el reloj digital de pulsera que llevaba en la muñeca izquierda.

Esperen.

¿Las 19:00 de la tarde? ¡He dormido muchísimo!

Siempre había sido muy espabilada y nunca dormía hasta muy tarde. Hasta me levantaba temprano cuando me acostaba a altas horas de la madrugada.

Supongo que habría sido el cansancio y el hecho de que no tenía casi fuerzas por no haber comido nada en estos días.

—¿El médico te ha llamado?—pregunto tras salir de mi especie de trance.

—Sí, para que te recogiera, ya te han dado el alta—contesta con una sonrisa.

—Hmm—dije indiferente mientras le regalaba una sonrisa fingida.

MI NIÑERODonde viven las historias. Descúbrelo ahora