Capítulo 14

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AIDEN.

Terminamos de comer después de pasarnos el resto de la mañana limpiando, donde más tardamos fue en la habitación de los niños, en la de Andrea no entramos.

—Ya podemos ver la película—accedo observando todo el lugar el cual habíamos limpiado hasta que acabase como los chorros del oro.

—Tengo que ir a la casa de una amiga, ¿me puedes acompañar?—pregunta de repente.

—Está bien—decido acompañarla.

La había visto hablando por teléfono con alguien y supuse entonces que era su amiga que la habría pedido ayuda o consejo en algo y era de urgencia vital que Abby fuese a su casa para ayudarla.

En fin, dramas de chicas.

Cerré la puerta y nos fuimos dejando a Andrea en su habitación, seguro que bajaría a comer algo ahora que nos vamos y tiene la casa para ella.

Llegamos a la casa de su amiga Cecilia, Abby me avisó de que iban a hablar sobre cosas sentimentales y que yo me podría quedar con su hermano de 13 años, que no era capaz de pasarse un nivel de un juego en la Nintendo.

Llegamos a la casa de los Donovan sobre las siete menos cuarto de la tarde.

—¿Vemos la película amorcito?—pregunto nada más volver.

—Vale—accede con una radiante sonrisa.

Me acosté en el sofá después de poner la película y Abby se acurrucó justo a mi lado.

Mientras la veíamos, había veces que Abby me besaba y otras veces lo hacía yo, pero nada más que algunos besos.

Ya eran las nueve de la tarde cuando la película del demonio acabó. Esa película no solo es la que más tiempo dura, sino que es la más aburrida que he visto en mi vida, y eso que tengo veintitrés años y he visto pocas películas.

Me levanté para preparar algo para la cena, aunque no había pensado en qué.

Tras preparar cualquier cosa, pensé en subirle un poco de la cena que acababa de preparar a Andrea para que comiese un poco.

—Voy a subirle algo de cenar—digo mientras veo como se levanta del sofá y deja su móvil en la mesita del salón.

—Déjala, si quiere comer que baje—dice mientras se acerca mí con movimientos sensuales y provocativos.

Agito la cabeza para quitarme los malos pensamientos de la mente y centrarme.

Abby es mi novia, pero Andrea es parte de mi trabajo y me pagan por cuidar de ella, y el trabajo para mi es más importante.

—Voy arriba y enseguida vuelvo—digo respirando hondo a lo que ella pone los ojos en blanco tras mi respuesta.

—¿Por qué no puedes dejar a esa asquerosa niña de una vez?—pregunta con un tono enfadado.

—Abby, modera tus palabras—le advierto.

Tiene un poco de razón, he estado básicamente toda la tarde hablando de ella. En el coche Abby sacaba varios temas de conversación y yo terminaba hablando de ella.

Me cuesta mucho sacármela de la mente y no entiendo por qué ni en qué sentido.

—¡Estoy harta de que la prefieras a ella antes que a mí!—exclama perdiendo completamente los papeles.

—¿Pero de qué hablas?—pregunto atónito ante su contestación.

—Corre, sube a por tu princesa en apuros—dice enfadada mientras se cruza de brazos y mira hacia otro lado.

MI NIÑERODonde viven las historias. Descúbrelo ahora