Capítulo 17

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AIDEN.

Esto es increíble.

Ya le dije que no le diesen ningún tipo de bebida alcohólica, ella no está acostumbrada a esto, además, acaba de salir del hospital, lo último que necesitaba era llenar su estómago con bebidas alcohólicas en vez de comida.

—Venga, te llevo a tu habitación, necesitas irte a dormir—dije mientras la sujetaba de los hombros haciendo un ademán de guiarla hasta su habitación.

—No—me dice entre risas.

—Andrea, es hora de dormir, estás borracha—digo haciendo un intento por convencerla, soda que me estaba costando bastante.

—¡Que va! Estoy perfectamente—me dice sonriendo incluso más que antes.

Tengo que llevarla a su habitación por las buenas o por las malas. La cojo de la cintura y con la otra mano, agarro su brazo y me lo pongo sobre los hombros, dispuesto a subir las escaleras. Subimos cuatro escalones, hasta que sin darme cuenta, Andrea se tambalea y cae hacia la izquierda y yo instintivamente caigo con ella al querer sujetarla.

Andrea queda apoyada en la pared y yo con una mano en su cintura y la otra al lado de su cabeza, quedando así demasiado cerca uno del otro.

—Ya es tarde, venga—intento irme y alejarme de ella pero Andrea me agarra y me pone más cerca suyo, a escasos centímetros.

Puedo escuchar su respiración agitada e instintivamente acaricio su espalda suave y lentamente. Trazando pequeños círculos en ella.

Andrea me mira con una sonrisa ladeada.

He de admitir que esta chica es muy atractiva cuando lleva un aspecto desenfadado. Cuando no está a la defensiva o enfadada conmigo, cuando no se preocupa por nada.

De repente, me agarra de la nuca y me atrae hacia sí, juntando nuestros labios en el acto formando un beso.

No.

Ella es una niña.

Y la estoy cuidando.

Me pagan para cuidarla, no para besarla.

Agg.

Me separo de ella  y la miro sorprendido por lo que acaba de hacer. He de admitir que no besaba nada mal, aunque el hecho de que me haya besado tan repentinamente es por el efecto del alcohol.

—Esto está mal—le digo mirando hacia otro lado esquivando su mirada adormilada.

Me coge de las mejillas y me fuerza a mirarla de nuevo a los ojos mientras pone su dedo índice en mi boca con la intención de que parase de hablar. Me quedo observándola. Conduce mis manos a su cintura y me mira con deseo.

No me puedo aguantar.

Me acerco a ella poniendo sus brazos en mis hombros y finalmente la beso apoderándome completamente de sus labios.

Ella extiende sus dedos por mi nuca, enredando estos en mi pelo a lo que yo siento más ganas de atraerla más a mi y besarla con más ganas hasta que ambos nos quedemos sin respiración y nos tengamos que separar por falta de aire.

Pero no, esto no estaba bien.

Doy un puñetazo a la pared animándome a mi mismo y me separo de ella de golpe.

—¡Basta!—exclamo.

Andrea se ríe en mi cara y sale corriendo escaleras arriba, yo la persigo subiendo los escalones y luego por el pasillo.

Finalmente le cojo del brazo y la freno durante unos segundos, pero ella se zafa de mi agarre y corre hacia mi habitación encerrándose en ella con el pestillo.

MI NIÑERODonde viven las historias. Descúbrelo ahora