Capítulo 22

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ANDREA.

No me lo podía creer. ¿¡Cómo se le ocurría entrar en el baño de las chicas, persiguiéndome!?

Esto ya pasaba de castaño a oscuro. Puedo ver como coloca en su boca una sonrisa ladeada mientras se abre el primer botón de la camisa y su mirada expresaba el deseo de devorarme en ese mismo instante.

—Max, vete de aquí ahora—sentencié dando un paso hacia atrás.

Temía por lo que me hiciera. Dio un paso hacia mi lentamente mientras se reía no muy alto para que nadie le escuchara. Definitivamente estaba sola.

—No preciosa, tu castigo no ha terminado todavía...—dice mientras me mira de arriba a abajo lentamente.

—¿Qué? ¡Vete ya!—grito con la intención de que alguien pudiera escucharme gritar, pero fue un intento fallido ya que el baño estaba un poco lejos de la mesa donde estábamos y la música y el bullicio que formaban mientras hablaban impedían que alguien pudiese escuchar mis gritos de auxilio.

Max daba pasos lentos pero decididos hacia mí con una sonrisa ladeada y sus ojos recorriéndome todo el cuerpo.

—Aléjate de mi...—digo con un hilo de voz.

—No cariño, pongamos las cosas claras, aquí el que manda soy yo—me coge de la barbilla y me alza el rostro hasta quedar cara a cara.

Se hace el silencio, nuestras respiraciones se oyen en todo el baño, aunque la mía es entrecortada y la suya de excitación. Comienzan a correr lágrimas por mis mejillas. No quería que se volviese a acercar a mi.

Max era capaz de ver el miedo que tenía en mi mirada. Se relame los labios para poner una mano sobre mi cintura y acariciar la zona suavemente a lo que yo soy un respingo y trato de apartarme pero él no me deja zafarme de su agarre.

—Max, por favor, te juro que nunca más me voy a portar mal, en serio, no me hagas esto—digo cuando me obliga a colocarle mis manos sobre los hombros para que él tuviese mejores vistas de mi.

—Oh princesita, como ya he dicho, aquí mando yo.

Me comienza a besar por el cuello mientras yo intento separarle empujándole con ambos brazos, pero fue inútil ya que cogió mis brazos y empujándome contra la pared del baño los sujetó sobre la misma pared al lado de mi cabeza.

—Para...—pido pero hace caso omiso.



AIDEN.

Es increíble lo que estaba contando Carlota, ¿¡embarazada!? Eso sí que es un error grande y no los besos que me había dado con Andrea cuando estaba borracha tras su fiesta sorpresa de cumpleaños.

Me doy un golpe en la frente mentalmente.

¿¡Cómo puedo pensar todavía en eso!?

La verdad es que me gustó bastante, aunque fuera muy inesperado. Sus labios carnosos y poder saborearlos, acariciar su cintura y verla con mi camisa puesta... eso si fue una locura, pero fue una locura absolutamente sexy.

¿¡Pero que digo!?

Veo mi reloj. Ya han pasado 20 minutos desde Andrea se fue al baño... Eso es muy raro. Ya debería de haber vuelto hace bastante.

De repente me vienen las imágenes de aquel hombre encapuchado inmovilizándola en él suelo del instituto, su llanto y como me abrazaba mientras todo su cuerpo temblaba.

Decido levantarme sin decir nada, aunque la cruda realidad es que mis amigos no me prestaron ninguna atención.

Me acerqué a la puerta y esperé un poco antes de entrar ya que era el baño de las chicas, y además, también pude oír unas voces conocidas. Una era de Andrea, pero la otra era masculina.

MI NIÑERODonde viven las historias. Descúbrelo ahora