Capítulo 41

72.8K 3.9K 1K
                                    

ANDREA.

No podía creer que Scott llegase al punto de sacar una pistola y apuntarme con ella. Entré en estado de shock cuando vi el gatillo de la pistola apuntando directamente hacia mi. Tragué saliva bastante fuerte que incluso creí que lo había escuchado Scott.

—Scott, alto, tú no quieres hacer esto—digo alzando las manos en señal de paz.

—No, no quiero, pero es a lo que la gente como tú y tus padres me obligáis a mi y a toda esta gente a hacer—dice Scott sujetando el arma a mi altura.

—Scott, por favor, baja el arma, con cuidado—le digo intentando poner el tono más tranquilizado posible.

Scott parece que se calma un poco y agacha lentamente el arma.

—Esto ya me sobrepasa, suelta a mis hijos, ¡ya!—ordena Carl mientras pierde completamente los nervios.

Scott, quien parecía haberse calmado, recobró su ira y en un ademán de frustración me cogió del brazo obligándome a acercarme a él. En un abrir y cerrar de ojos, Scott, me tenía sujeta del cuello con su brazo alrededor de este y me apuntaba con la pistola en la frente.

—Scott, tranquilo—digo con un hilo de voz a punto de que numerosas lágrimas rodaran por mis mejillas sin control.

Estaba asustada, completamente asustada y Scott lo sabía. Me tenía paralizada, sin poder hacer ningún movimiento ni poder zafarme de su agarre.

—¡Ya estás sobrepasando mi paciencia papaito rico! ¡Cancela el contrato o la mato aquí mismo!—ignora mis palabras para acabar dándole un ultimátum a mi padre.

—No te atreverás...—se atreve a decir mi padre con un tono enfadado mezclado con la preocupación por estar en esa situación.

—¿Quieres ponerme a prueba?—Scott le desafía.

—Scott, llévame a mi en lugar de a mis hermanos—pido en un momento de debilidad por su parte mientras intento recuperar la respiración ya que su agarre era demasiado fuerte y no me dejaba respirar con plena normalidad.

—¿¡Cómo!?—exclama mi padre.

—¿¡Estás loca!?—grita Aiden atónito a mis palabras.

—No les hagas caso, habla solo conmigo—digo intentando concentrar toda la atención de Scott en mi persona.

—No me parece mala idea—me sonríe maliciosamente.

—¿Ves? Aparte de ser rica, también puedo tener buenas ideas—digo mientras puedo notar como el brazo de Scott se destensa todavía más y me deja respirar con menos dificultad.

—Sí, muy buena idea, ¡soltad a los niños, nos quedamos con la chica!—exclama Scott haciendo caso a mis palabras mientras yo puedo sonreís aliviada.

A los pocos minutos mis hermanos salieron por la puerta de la casa totalmente asustados y al ver rostros conocidos corrieron con una cara totalmente aliviada buscando consuelo entre los brazos de mi padre.

—Trato hecho, si queréis a vuestra niñita cancelad el contrato, mientras me divertiré con ella un rato...—dice mientras me acaricia la mejilla suavemente.

Me zafo de su agarre en un momento de despiste por su parte y agarro la pistola con la que me estaba apuntando, para ahora, yo apuntarle a él.

—No tan deprisa, Romeo—le sonrió triunfante sintiéndome la chica más poderosa del mundo.

—¡Oh no!—grita al darse cuenta del error de haber bajado la guardia para luego reírse de repente.

—¿De qué te ríes?—pregunto arqueando una ceja extrañada.

—Me anticipé a tus movimientos princesa, la pistola no está cargada.

—¿¡Cómo!?—miro la pistola mientras intento apretar el gatillo, a lo que me doy hebra de que efectivamente, no está cargada.

—Niñata ilusa.

—¡Qué vas a hacer!

—Voy a matarte—dice Scott sacando esta vez una pistola cargada—y esta vez no es un farol.

Miro hacia atrás, como mi padre y mis hermanos se abrazan con temor y decido protegerlos por encima de mi propia seguridad.

—¡Papá, lleva a los niños a casa, no te preocupes por mi, volveré sana y salva!

Mi padre tras pensar unos segundos y procesar mi petición, accede de mala gana y se va cogiendo el coche con el que habían venido.

—Lo siento pero yo no te voy a dejar atrás—dice Aiden a unos pocos metros detrás de mi.

—Tienes que irte—le ordeno a Aiden.

—No te dejaré con estos sola—mi novio se niega rotundamente.

—Esta bien... ¡Scott, si me quieres, tendrás que atraparme primero!—exclamo.

—¿¡Qué!?—exclama Aiden atónito ante mi afirmación.

—Uy, la niña buena quiere jugar a ser mala, me gusta—dice Scott con una sonrisa pervertida mientras me analiza de arriba a abajo.

Corro hacia la moto de nuevo, me monto y mientras arranco veo como Aiden me mira con una cara de preocupación.

Lo siento Aiden pienso mientras me pongo el casco a toda prisa y diviso a mi novio en shock por mi arrebato.

Pongo en marcha la moto y conduzco varias manzanas, pero el destino decide que pare ya que no queda gasolina.

Me paro enfrente del instituto. Aunque no es el mejor sitio para escapar de un pervertido/criminal como Scott pero servirá ya que él no se conoce este sitio tan perfectamente como yo.

Veo como una moto negra atraviesa el aparcamiento a toda velocidad aproximándose a mi dirección, diviso la sonrisa socarrona de Scott y me adentro en el campus del instituto entrando en el edificio principal.

Aquí será verdaderamente difícil que pueda encontrarme.

MI NIÑERODonde viven las historias. Descúbrelo ahora