사: Aromas

2.5K 307 9
                                    

La luz cálida que se colaba en una tímida madrugada despertó a la joven sirvienta, como su costumbre aclamaba se levantó de la cama y observó a todas sus compañeras dormir plácidamente, el día anterior se realizó un banquete, este año habían sido reconocidos alrededor de 5 alfas puros en toda la manada, 21 alfas, 30 betas, y unos 42 omegas, algo que celebrar considerando que cada año era más difícil ser puro debido a la mezcla de familias y razas que iba en aumento, o eso había escuchado en aquellas reuniones de sus amos. El próximo año sería su turno, y en especial el de su querido príncipe.

Sus pies tocaron el frío suelo, aún cuando quisiera haber seguido durmiendo su deber era más fuerte, debía tomar un baño, presentarse impecable, cumplir con todas sus obligaciones matutinas y en un par de horas ir a despertar a Jungkook para que cumpliera con su agenda, en especial hoy que le acompañaría en un viaje a un reino vecino.

Suspiró algo agotada cuando terminó de reunir todas las ropas que debía meter en maletas, le hacía gracia la enorme cantidad de camisas blancas o negras, no usaba otros colores en sus trajes, la reina siempre le estaba regañando por eso. Arrastró las maletas hasta el borde de las escaleras principales velando que nadie pudiera tropezarse con las mismas, contaba dos del príncipe y una para ella. Si quería ser sincera, subía con bastante ánimo por el castillo, desde que le sirve al señor Jeon Jungkook, era la primera vez que viajarían solos, además del chofer, el carruaje y los caballos.

Se plantó frente a la puerta del joven, sus dedos se deslizaron sobre el pomo, sin embargo, no logró abrir. Se sintió un poco descolocada, hace un tiempo el príncipe había agarrado costumbre de encerrarse, le parecía extraño ya que desde pequeños siempre dejaba sin pestillo su habitación. Se le hacía raro tener que tocar la puerta para ingresar, no obtuvo respuesta, por lo que no le quedó más remedio que esperar afuera. Se sentía un poco incómoda, en especial cuando otras mucamas le veían y comenzaban a murmurar.

"El príncipe debe ser muy hormonal" eso escuchó decir a una sirvienta que pasaba tapando su nariz, ¿A qué se refería con hormonal? Comprendía que ambos eran adolescentes en puestas a ser mayores de edad, más su príncipe jamás había demostrado ser el tipo de chico que estuviera escupiendo ser "macho" como aquellos alfas grotescos que maltrataban omegas desvalidas o marcaban su territorio fuera de sus casas.

Sacudió su cabeza negándose a creer tales blasfemias dispuesta a llamar nuevamente a la puerta, sus nudillos tocaron una vez la madera más no llegaron una segunda vez, ya que el príncipe del cabello alborotado, las mejillas rosadas y los ojos somnolientos le permitía la entrada.

-Buenos días príncipe-.

El chico bajó la mirada extrañamente tímido -Buenos días Youngnnie-. La pelinegra se dirigió inmediatamente al armario, buscando toallas y ropa limpia que sirviera para su viaje, todo en silencio, ella definitivamente no preguntaría porqué tenía la puerta cerrada, no era algo que le correspondiera cuestionar. Sin embargo, desde la perspectiva del príncipe el asunto no era fácil de explicar. Hace tiempo le era difícil esconder sus acciones más pecaminosas de la vista de su considerada amiga y confidente, ella era inocente, buena y amable, no necesitaba contar con la información de que su cuerpo hace años se estaba desarrollando, que tenía deseos, que a veces debía ceder ante los pedidos de su propio cuerpo, si sacaba el pestillo y ella, la única mujer fuera de su madre que entraba a su cuarto le observaba tocarse, no podría con la culpa, ya se purgaba así mismo cada vez que ocurría. Al recibir las toallas comprendió que debía ducharse, más al estar tan cerca de la joven se preguntó sinceramente por qué no podía sentir su aroma, ambos tenían 17 años, en cuanto tuvieran 18 tendrían una idea del grado jerárquico que tendrían por el resto de su vida, debido a su genética sería un alfa, aún cuando la gente lo dudo toda su vida, él estaba seguro, sería un alfa sea como sea, aunque fuera un sub alfa, pero su propio cuerpo se lo decía, uno de los rasgos que ya se manifestaba era poder sentir la esencia de otros alfas y omegas, levemente pero los sentía. Aun cuando no podía descifrar a Wooyoung.

...

Wooyoung cargaba las maletas al nuevo carruaje que el reino poseía. Uno exclusivo para el viaje que realizaría con su príncipe mientras la reina hablaba amable hacia su hijo menor recordándole todo lo que debía hacer, esa lista no era para nada sencilla ya que realizaba una visita diplomática, era la primera vez que el castaño viajaba prácticamente solo en representación del reino, todo debía ser perfecto.

Cuando finalmente estuvieron solos dentro del carruaje, ella sentada en el lado derecho hacia la puerta asegurándose de tener la mirada baja como le habían señalado sus superioras, y el mirando con tranquilidad la ventana.

-Ha sido una mañana ajetreada- mencionó sonriendo con sus ojos.

Wooyoung sintió que podía volver a respirar con tranquilidad, tenía miedo de tener que comportarse bien todo el viaje, en especial porque si se mostraba demasiado amistosa con Jungkook aquel chofer podría acusarla, y no deseaba otro castigo.

Asintió suavemente dándole la razón -La reina parecía emocionada-.

-Ella insistió mucho- se rio sencillo -Estaba nerviosa, es la primera vez que soy el diplomático-.

-¿Usted está nervioso?-

-Un poco, creo que mi hermano mayor es mejor para este tipo de tramites, pero si quiero obtener algo de reconocimiento debo hacer lo mejor que pueda- mientras hablaba se desabotonó la chaqueta que le estaba sofocando un poco, parecía que el clima estaría bastante caluroso. -Le pedí muchos consejos a Namjoon Hyung sobre qué decir-.

-El señor Namjoon ha sido muy amable con usted-.

Jungkook asintió, sus amigos eran los mejores después de todo. –Pareces contenta, hace un rato pensaba que te desmayarías en cualquier minuto por la presión-.

Wooyoung se golpeó las mejillas avergonzada -¿Lo notó? Dios, es que realmente su madre no me pone nerviosa, la Reina es amable y buena, pero la señora ChaeKi vigila cada paso que doy-.

-No sé por qué te tiene manía, conmigo siempre ha sido dulce, como una abuelita-

-Usted es el príncipe...- tampoco era como si Wooyoung pudiera contarle al monarca que esa "abuelita" a la que él adoraba, era justamente la primera en acusarla o castigarla cuando el café estaba mal preparado, la ropa estaba mal cocida, peor aun cuando usaba lenguaje informal con el príncipe o la veía estudiando.

Jungkook terminó de deshacerse de la prenda que tanto le molestaba, y luego dedicó a sus ojos curiosos examinar a su compañera de carruaje.

-Ese vestido...-.

La joven levantó la mirada mientras sonreía -No le agradecí por su presente, me gustó mucho este tono de lila-.

-Te ves bonita- -Fue muy difícil conseguirlo sin que te dieras cuenta-.

-Lo agradezco mucho, pero sabe que no debiera molestarse-

-No me gusta que el resto de las omegas comente cosas sobre ti, te esfuerzas mucho y nunca me dejas, por lo que está claro que seguiré dándote presentes-. Bufó orgulloso -Cuando sea adulto y un alfa completo velaré porque dejes de servir en el palacio, haré lo imposible porque consigas tu propia libertad-.

-Soy libre con usted-.

Negó -Quiero que seas libre siempre, todo el día, no solo cuando estamos a solas-.

Wooyoung sonrió más no avivó sus ilusiones con las palabras de su querido príncipe, el cual tenía un corazón tan bondadoso que no cabía en su pecho, él siempre hablaba sobre la libertad que deseaba otorgarle más ella no deseaba ser libre, deseaba seguir justo a él hasta el resto de sus días.






..........................................

Disculpen que me tarde meses en actualizar ToT

My Time |Jeon Jungkook| OmegaverseWhere stories live. Discover now