이 : Tipo ideal

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La pelinegra entró a la gran cocina principal del castillo, como le era costumbre saludo a cada uno de los trabajadores con su encantadora sonrisa y amabilidad característica.

-Bueno días señorita Jinchen- habló suave hacia la mandamás Omega, la misma que ya tenía sus años sirviendo a las familias más importantes de Petran.

-Buenos días Wooyoung ¿Qué desea desayunar el señor Jungkook?-.

-Hoy es miércoles de Waffles, plátanos y pasta de chocolate con avellanas- respondió muy segura -También leche de plátano-.

La mujer anotó la orden, mientras seguía dando instrucciones al resto de los empleados, fue acomodando todo perfectamente, la vagija era pulcramente blanca, perfecta, como era del gusto de la reina.

-¿Has desayunado?- preguntó amable a la jovencita; era una de las sirvientas más jóvenes en todo el Reino, la misma que hace unos años no sabía nada de servir ahora era una experta, la vida había sido dura con esa muchachita, solía dejar de lado muchas cosas sólo para hacer feliz al menor de los Príncipes.

-Estoy a dieta- comentó en un murmullo.

-¿A dieta? Chiquilla, a los alfas les gustan las chicas con buenas curvas, una cadera ancha, estás en crecimiento- le regaño, muchas veces se sentía como si fuera la madre de esa niña, siempre tenía un ojo en donde estuviera, en lo que la hacían hacer, a veces podía notar que se aprovechaban de Wooyoung. Al menos su dueño era un niño comprensivo, amable y gentil, alguien que era inseparable a su sirvienta. Terminó de poner todo en la bandeja y se la entregó a la pelinegra. Está última agradeció, para luego dirigirse a las extensas escaleras que estaba acostumbrada a subir y bajar montones de veces cada día.

Tocó amablemente la enorme puerta que le permitía entrar a la habitación a la espera de que su amo le diera permiso para entrar, eso diría si fuera una sirvienta común, ella estaba más que familiarizada con las reglas del castillo, pero a sus 14 años conocía de sobra a Jeon Jungkook. Empujó la puerta que nunca estaba cerrada con seguro, caminó hasta la mesita de vidrio para dejar reposar la bandeja.

-Uff- tal vez si debió comer algo esa mañana, subir y bajar las escaleras era agotador siempre, ya lo había hecho 3 veces esa mañana sólo acarreando ropa, haciendo mandados, agregando el desayuno del Príncipe. Caminó hasta los amplios ventanales para abrir las cortinas, permitiendo a la luz calida del sol entrar, volteó su cuerpo por completo para al fin ver ese rostro angelical, que le hacía sentir mejor cada mañana. Se acercó despacio, remarcando con su mirada cada rasgo del aún infantil rostro del Príncipe.

El joven de cabello oscuro simplemente no era fácil de despertar, cada mañana era una guerra, pero había dos que siempre funcionaban, una de ellas la había aprendido del Príncipe Seokjin, era demasiado indecorosa, y la otra la aprendió por si sola, dirigió su pulgar e índice a los costados de su nariz, esperando que despertara sea como sea.

Los ojos del chico se abrieron de golpe ante la falta de oxígeno, ella le soltó. Casi jadeante comentó -¿No hay otra forma menos asesina?-.

Negó divertida -Por el momento no, ya es hora de desayunar-.

El Príncipe se estiró con letargia, era un día cualquiera, hasta rutinario, bajó sus pies de la caja asegurándose de comenzar su día con el pie derecho, enseguida la joven el extendió su bata como cada mañana. Agradeció y se dirigió al baño de la habitación.

Wooyoung apartó la silla que Jeon solía elegir; aguardo de pie tras ella hasta que el joven ya aseado volvió.

-¿Estarás parada para siempre ahí?- bromeó sólo recibiendo una sonrisa como contestación, mientras secaba su cabello desordenadamente.

My Time |Jeon Jungkook| OmegaverseWhere stories live. Discover now