Al subir, su mirada se encontró con un rostro femenino, que sonrió tímidamente:

—Le hice una promesa al emperador Jiseok y estoy aquí para cumplirla, duque Keim—Aquello hizo sonreír a Taehyung, Joohyun se cruzó de brazos, su rostro relajándose—. Aunque no estoy segura de que tanto pueda ayudarlo, porque yo no hablo el idioma del sur y ya debe tener a un médico viendo su caso.

—El idioma no será un impedimento, Joohyun, además tu presencia allá representara mucho para mí bonito—le aseguró, la tarde de ese día se la pasó conversando con la sacerdotisa, quién aprovechó de preguntar ciertas cosas sobre el embarazo de Seokjin.

—¿Cuántos meses tiene ya?

—No lo sabemos con certeza, por ser un doncel no hay forma de conocer exactamente su ciclo y si bien su embarazo comenzó a notarse muy tarde, repentinamente creció de más.

—Ya veo.

—Aunque el doctor dice que aún falta, su vientre sigue estando muy alto. —la sacerdotisa hizo un mohín, pero asintió—. Él cree que faltan al menos dos meses más.

—Ya veo.

—Otra cosa, no se preocupe por lo del idioma. Contratare a alguien que pueda traducir todo.

—Lo agradezco.

El resto del viaje se le hizo exageradamente largo, los siete días parecieron tardar el doble, aunque eso quizás fue por las ansias que sentía de ver a su bonito luego de casi dos semanas y media, sin embargo, una vez llegó a su casona, su esposo no estaba ahí.

—¿Cómo qué no está? —cuestionó frunciendo el ceño, Jieun suspiró y apretó su mano, que Taehyung notó que estaba vendada—. ¿Sucedió algo mientras no estaba, Jieun?

—Sí, mi señor.

Y cuando le explicaron la situación, la sangre le hirvió tanto que su puño tembló. Malditos salvajes. Uno de los molestos nobles había intentado toquetear a una de las sirvientas, lo que hizo que su guardia intercediera y la de ese molesto noble respondiera.

—¿Fue a ti, Jieun?

—No, mi señor. Fue otra de las muchachas, por suerte el señorito no estaba aquí en ese momento y su majestad llegó en medio del caos. Una parte de la cocina fue dañada, pero inmediatamente se reparó.

—¿Eunjoon se llevó a Seokjin? —cuestionó extrañado, al fruncir el ceño, ¿Como había sabido que ese noble estaba ahí si ni siquiera se había anunciado con anterioridad?

—Así es, el señorito había estado en los campos de fresas esa mañana y su majestad prefirió llevarlo con él para evitarle el estrés de ver el desastre.

—Yeol—el guardia se enderezó en su lugar, girando a verlo—. Acompáñame a la capital, necesito encontrar a alguien que pueda servir de intérprete para la señorita. Ella es una sacerdotisa enviada por el padre de Seokjin para velar por su salud y el posterior parto.

Tomando una respiración profunda, giró a ver a la mujer, que sólo parpadeó sin decir nada.

>>Seokjin no está aquí —le dijo—, está con su majestad el rey, iré por él y regresaré en la tarde.

¿Está seguro de poder aguantar el viaje? El viaje en barco fue bastante pesado.

Estoy acostumbrado—fue lo último que dijo, antes de pedirles a las mucamas que le prepararán una habitación y salir, seguido del otro guardia.

—Mi señor. —Alzó la mirada para ver al guardia, que apretó sus manos y bajó la cabeza—. Lo siento mucho, merezco un castigo por mi error.

—¿Por qué?

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