Soft Edges ➠ 【TaeJin】

~46~

—Mejor padre, dice.

—El pez muere por la boca, duque, así que le recomiendo que no hable antes de tiempo.

—Uy, que amargados, de todas formas, es muy tarde y deberíamos estar durmiendo. Yo ya cumplí con mi labor aquí y quiero regresar al Sur lo más pronto que pueda, extraño a mi bonito—suspiró, centrando su mirada en el guardia pelirrojo que se enderezo en su lugar—, Hobi.

—Eh, sí, tenemos una conversación pendiente, ¿No es así?—el duque asintió, mientras Hoseok se rascaba la nuca—. Abandoné todas mis responsabilidades por venir, entiendo que no debí hacerlo.

—No, nuestra conversación no es acerca de eso. Es tu familia, no voy a exigirte que la dejes de lado por trabajo, pero sí necesito un capitán de la guardia en Ryana—el pelirrojo se mordió los labios, luciendo incómodo—. Y no pienso pedirte que viajes solo. Hope es muy pequeña como para que viajen al sur, tampoco sé si Camille quiera regresar o quedarse aquí.

—Los dejaré solos—Habló Yoongi, notando la seriedad de la conversación que no lo concernía, los dos sureños se despidieron del emperador, quién se alejó y desapareció entre los árboles que rodeaban a la luna estrellada.

—Lo había conversado con ella, está de acuerdo con que regrese al sur, pero soy yo el que no quiere dejarla aquí sola con Hope. —le explicó el guardia—. Quiero esperar hasta que tenga al menos medio año para regresar, y luego puedo visitarla en fechas especiales, al menos hasta que tenga edad suficiente para que viaje al sur.

—¿Estás bien con que tenga un sustituto en ese caso mientras, entonces? —Hoseok asintió, recibiendo una palmada en el hombro—. Bueno, ya es muy tarde y debo empacar. Buenas noches, Hobi.

—Buenas noches, Tae.

El duque entró en silencio, aún no sentía sueño y probablemente sólo daría vueltas en la cama hasta que su cuerpo cediera contra el cansancio.

—Yo soy quién lo está atando aquí—sus pasos se detuvieron, girando lentamente a observar a la dueña de la voz que no reconocía, Camille—. Y debo disculparme por eso.

—¿... Camille? —Cuestionó sorprendido, la mujer ladeó el rostro antes de asentir, un atisbo de sonrisa en sus labios—. Pero, ¿Cómo...?

—Oh, supongo que nunca hablé frente a ustedes.

—Pensé que no podías hacerlo—ella se mordió los labios, algo incómoda. Si bien su voz no era del todo clara, y tenía cierto deje rasposo, luego de un tratamiento dado por un médico podía hablar más.

—Me dolía hacerlo, pero Nam encontró a un doctor que me ayudó. —le explicó—. Por supuesto, no puedo abusar.

—Eso es bueno, en ese caso. —le dijo en tono sincero—. Sería desafortunado que tu hija nunca pudiese escuchar tu voz.

—Así es.

—De todas formas, no tienes que disculparte por nada, eres su esposa y la madre de su hija, es de esperarse que él te ponga por encima de todo.

—Aún así, sé que Hobi no gusta de esta tierra tanto como yo y que hice mal en huir en lugar de enfrentar lo que sucedía.

—Errar es de humanos, Camille, no hay nada de malo en ello. Aunque es bueno que notes tus errores, y reflexiones de ellos, buenas noches—sonrió una última vez, antes de alejarse para entrar a su habitación designada.

Empacó cada cosa con cuidado, antes de subir al barco debía hacer una parada en la capital para comprar algunos dulces para Seokjin. 

Solo hizo algo fuera de lo particular al regresar a la capital, compró un gran ramo de dalias y tras una parada en el palacio, se las llevó a la diosa, sin decir más nada, y las posó frente a su estatuilla antes de salir. Luego de eso, se aseguró de despedirse de cada uno y adquirir los regalos para Jinnie y su bebé, para finalmente embarcarse al navío que le llevaría de regreso a su tierra.