La vida no es fácil para los donceles de esta sociedad de antaño, Seokjin ha sido entregado a un completo desconocido en matrimonio, y aunque su esposo no parece ser una persona mala ni un hombre similar a las bestias patriarcales a los que está aco...
—Mi deseo fue que los hijos nacidos en este reino de mi vientre pudiesen escoger con quién casarse, no importa qué promesa o que trato haya de por medio, solo ellos escogerán a su otra mitad.
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—¿Tae no quiere dormirse otra vez?—Jungkook negó, bajando la mirada hasta el pequeño que se retorcía en sus brazos.
—Ya comió, por si te lo preguntas—Camille asintió, extendiendo sus brazos y recibiendo al pequeño, tenía los bonitos ojos de ciervo de Jungkook y el tono un poco más bronceado de Namjoon—, pero no quiere dormir.
—Durmió toda la tarde, será difícil que siga durmiendo. ¿Verdad, Hyunnie?—le susurró, notando los ojos del pequeño fijarse en los suyos.
—¿Y Hoseok?
—Dormido, salí porque escuché sus quejidos—bajó la mirada hasta el pequeño que llevaba en brazos—. ¿Y Namjoon? ¿No ha llegado de la capital?
—No, quizás por eso Hyunnie está inquieto, Namjoon nunca había tardado tanto. —el semblante de Camille ensombreció—. Esta situación me preocupa.
—Su idea no es mala, pero escuché que el consorte real no está en un muy buen estado de salud. Es imposible moverlo del castillo, las cartas no se envían y tampoco llegan. No es una situación ideal. Hoseok está preocupado por eso también. En la última carta que llegó el duque dijo que quizás viajaría.
—¿Para qué o qué? Su esposo está encinta. No debería dejarlo solo.
—La cosa es que, conociendo a mi otro señor, es más cosa de Jin—comentó una voz a sus espaldas, Hoseok llevaba a la durmiente Hope en brazos—. Tae no viajaría de no ser porque le insistió para que lo hiciese.
—Tendría sentido, si es de esa forma.
—Quizás cancelen los viajes hasta que la situación no mejore—Jungkook negó, restregándose la mejilla. El puerto era gran parte de la economía de las demás regiones, cerrarlo sería matarlos de hambre.
—Kokuryeo no es el único lugar del continente pero si el que tiene el único puerto, es solo una batalla de elitistas en este territorio. —les dijo, antes de observar a Hoseok—. Pensar que habías dicho que el sur era más inestable.
—Porque lo es, la sala principal está dividida en dos grandes áreas, los salvajes y los eruditos, estos últimos son los que abundan, pero son moralmente grises. Es un desastre políticamente, solo que no de la forma que lo es aquí.
—Al menos allá abolieron la esclavitud en los principales lugares.
—Las islas-
—Lo sabemos, es el único sitio que no.
—Son de ahí, por supuesto que lo saben, pero el rey quería conquistar las tierras, de ahí que la sala principal está dividida en salvajes y eruditos—se encogió de hombros, incomodando a la pequeña, que se removió—. Lo siento, solecito, papá no quería perturbar tu sueño.
—Hobi.
—Esta bien conmigo, déjala dormir ahí—le dijo, Camille negó, riendo al acercarse y pasar una mano por sus mechones rojos, que estaban disparados en toda dirección—. Oh. Gracias.
—Hyunnie se durmió—Camille bajó la mirada hasta el pequeño, notándolo dormitar contra su hombro y escuchando a Jungkook suspirar—. Al fin, ahora podré quedarme tranquilo y esperar por Joon.
—¿Quieres que nos quedemos contigo?
—No lo sé, ¿Ustedes quieren? Esperaré que Joon llegue para dormir.
El trotar de los caballos se escuchó a la lejanía, lo que los hizo enderezarse, Hoseok colocando a Hope en brazos de Jungkook y asomándose por la ventana. La luna estrellada estaba alejada de la capital y dudaban que alguien pudiera atacarla, pero nunca se era lo suficientemente previsivo con esas cosas. Su semblante se relajó al notar el carruaje de Namjoon detenerse en la puerta, el grupo de sirvientes abriéndolas rápidamente y dejándolo pasar.
Sin embargo, el primero en bajar del carruaje y entrar fue el consorte real.
Hoseok recibió a la pequeña en sus brazos, mientras Jungkook se giraba para ir a recibir a su esposo.
—¿... Crees que el duque venga? —El guardia sureño observó a su esposa con una expresión seria.
—Me gustaría imaginar que no, pero la realidad es que lo más probable es que sí. Mencionó que Jin quería que le entregará algo a su amigo personalmente.
Los labios de Camille se juntaron, formando una línea recta al observar a Jungkook correr a los brazos de Namjoon. Su cabello castaño haciendo ondas en el aire por sus pasos.
>>Estaremos bien. Tampoco pienses que mi señor es una tierna mariposa.
—¿A qué te refieres con eso? —Hoseok se encogió de hombros, su cabello rojo sacudiéndose sobre su frente—. Y necesitas un corte pronto.
—Pensé que preferías más de donde jalar—la mujer se ahogó en su lugar, girando y alejándose bruscamente del pasillo, mientras el guardia soltaba una risita y bajaba la mirada hasta su pequeña—. Tu madre—pronunció divertido—, finge que no le gusta pero lo adora.
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El príncipe Baltasar Carlos a Caballo de Diego Velázquez
El príncipe, de seis años, monta una jaca, Está erguido sobre su silla, al estilo de la monta española, en una actitud de nobleza; en la mano derecha lleva la bengala propia de general que se le concede por su rango de príncipe real. Viste un jubón tejido de , un coleto, un calzón oscuro y adornado con oro, botas de ante, valona de y sombrero con una pluma.
De la figura del niño lo más destacable es la cabeza, un trabajo extraordinario que indica la madurez en el oficio. Los críticos sostienen que esta cabeza es una de las cumbres de la pintura de todos los tiempos. El tono de la cara es pálido, el cabello es de un rubio que contrasta con el negro mate del chambergo.
También destaca el gran sombrero de fieltro negro sobre la cabeza del Príncipe, que según estudios científicos de , se ha observado que es algo posterior a la primera idea de acabado del cuadro; algo muy propio en Velázquez, pero más que como un "arrepentimiento", se especula como un añadido solicitado por la Casa Real. El niño mira hacia el espectador de manera penetrante.
El caballo tiene un gran y desmesurado vientre si se le observa a poca distancia, pero hay que tener en cuenta que está pintado con la deformación de perspectiva adecuada al lugar donde iba a ir emplazado, en alto, sobre una puerta. Está presentado en corveta de 3/4, de manera que el espectador pueda ver sin dificultad la cabeza del pequeño jinete. Tiene una larga cola y crines que agita el .
El príncipe y el caballo fueron pintados antes que el paisaje, de modo que su figura se recorta nítidamente, despegándose del fondo mediante la aplicación de veladuras con las que se completa la sensación de profundidad que produce la alternancia en el paisaje de bandas iluminadas y en sombra.