CAPITULO 34

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ANKAA

Camine al despacho de Bastián, lo que paso esta noche nos dejó exhaustos.

Iba a tocar la puerta, pero el hablo primero.

-Adelante. – hablo Bastián.

Entre y le di una sonrisa, cerré la puerta detrás de mí.

-¿Pasa algo? – pregunto Bastián mirándome con unos papeles en sus manos leyendo.

-Solo quería verte, no hemos podido hablar, ni pasar tiempo entre los dos. – dije dando pequeños pasos para llegar enfrente de él separados por el escritorio, él sonrió y dejo los papeles a un lado.

-Ven. – me llamo, camine hasta él, ya estando a su lado Bastián tomo mi mano y me hizo céntrame en su regazo. –Siento tu tristeza. – hablo mientras acariciaba mi cara con su mano y la otra subía y baja en mi pierna.

-Eso, eso fue doloroso. - dije poniendo mi cabeza en su pecho.

-Lose, pero a veces así son las cosas y esta guerra traerá muerte, destrucción si dejamos pasar esto sin pelear, sin luchar. – dijo Bastián abrasándome protectoramente.

-Pelearemos hasta el final, por los nuestros, por la manada, por nuestros amigos, por nuestra familia, pelearemos juntos. – dije segura de mi misma, miré directamente a los ojos de Bastián.

-Y así será mi vida. – hablo para después besarme.

Sus labios eran tan suaves, sentía mil sensaciones en mi cuerpo.

-Quiero hacerte mía. – dijo con voz ronca, tomé la oportunidad de besar su cuello, sentí como me pegaba más a él.

-Hazlo. – dije sin dejar de besar su cuello.

Se paró conmigo en sus brazos y me acostó enfrente de chimenea de su despacho, cercas de la pequeña sala.

-Ankaa. – susurro antes de volverme a besar. – No quiero que sea solo por el momento, quiero que seas mía frente a toda la manada, quiero que te conozcan como mi mujer, mi esposa, su Luna. – hablo mirándome directamente a los ojos.

Sonreí, me encantaba este hombre, lo amaba.

-Hagámoslo. – dije acariciando su mejilla mirando sus ojos color negro.

-¿Qué? – pregunto alejándose de mí. - ¿Es enserio? ¿No estás jugando? – pregunto mirándome con esperanza.

Me levante quedando sentada en el suelo con el enfrente mío igual que yo nuestras caderas estaban pegadas el paso sus brazos por mi cintura quedando más cercas de mi cara y mirándome directamente.

-Estoy hablando con toda la verdad. – dije soltando una risa.

-Te amo. – dijo para luego besarme, era tranquilo el beso, podía sentir que quería transmitir esas palabras que me había dicho.

Nos separamos, tomé su mano izquierda y la pose en donde latía mi corazón, yo puse mi mano izquierda en su corazón, él miro todos mis movimientos.

-Te amo. – dije mirándolo directamente a los ojos.

Él sonrió y junto nuestras frentes.

Después de un momento nos acomodamos, yo estaba recargada en su pecho, seguíamos en el suelo. Platicamos de muchas cosas, estuvimos así por muchos minutos, unas de las cosas que hablamos fue sobre lo que haría, lo que pensaba, lo que sentía con cada problema que salía y sobre su desesperación por no querer fallarme o no poder protegerme.

La CazadoraWhere stories live. Discover now