CAPITULO 3

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BASTIÁN ALEXANDER 

Mi mente era un caos, lo sabía.

Ya era de mañana, exactamente las 09:00 de la mañana. El sol entraba por las grandes ventanas de la habitación.

Suspire, tome la mano de mi Mate. La mire, estaba tan tranquila, sus heridas estaban curadas solo tenía que tener reposo total, se veía tan inofensiva, su respiración y sus latidos eran pacíficos.

Sabía que pronto tendría que decir que ella era mi Luna, pero tenía que hablar con ella antes de decirles a todos en la manada que mi Luna era una cazadora.

Su olor me volvía loco, mi lobo al verla en nuestra cama, toda para mí, me hacía querer saltar en ella y marcarla como mía, hacerla mía.

Sabia una sola cosa y esa era que yo la protegería a toda costa.

Poco a poco se fue removiendo, me acerque a ella, sentándome en un espacio de la cama para verla mejor.

Soltaba quejidos, y por fin abrió los ojos.

Lo primero que hizo fue alejarse de mi soltando un quejido por su pierna, cosa que me molesto a mí y a Baruc haciendo que soltara un gruñido.

-Aléjate de mí animal. - dijo firme.

Lo único que nos separara era la cama, que por cierto era muy grande.

-¿Dónde estoy?¿Cuánto llevo dormida?¿Quién eres?¿Qué quieres? - pregunto sin bajar la guardia, por si le hiciera algo.

-Tranquila. - dije intentando acercarme a ella, cosa que noto y se alejaba más de mí.

-No me voy a tranquilizar. - cada paso que daba su vendaje se pintaba de un rojo carmesí.

-Escucha, sé que tienes miedo, lo puedo oler. Pero no te voy hacer daño, piénsalo, si realmente quisiera dañarte desde un inicio ya estarías en un calabozo, amarrada con cadenas en la pared. - dije firme llegando a unos cuantos pasos de ella.

-Yo...- quiso hablar, pero no despegaba sus ojos de mí, algo la atraía a mí. Sonreí.

-Sé que eres una cazadora, tu anillo lo dice todo. - dije señalando su anillo de plata que colgaba de su cuello en una cadena igual de plata. - Pero dejando eso, no te haré daño, lo prometo.

 - Pero dejando eso, no te haré daño, lo prometo

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-¿Por qué? - pregunto frunciendo su ceño.

-Eso te lo explicare después de que te cambies. - dije mirando sus piernas bronceadas aun que estuviera lastimada una de ellas; me hacía pensar cosas fuera de lugar en este momento. Ella por instinto bajo la mirada y vio que solo llevaba una camisa azul marino cubriendo su cuerpo.

Ella abrió los ojos sorprendida, sus manos se hicieron puño y ahí entendí lo pensaba.

-Tranquila, no te cambie yo. - dije tan rápido como pude antes de que se lanzara a mi cosa que era estúpido ya que soy más fuerte que ella y aparte de que estaba lastimada. - Mi hermana te cambio, un doctor te atendió, mi hermana nunca te dejo sola. - dije para calmarla y no desconfiara de mí.

Sentí como poco a poco dejaba de estar a la defensiva.

-Bien, ahora que nos calmamos, te cambias y después hablamos de todo lo que quieras saber. - dije caminado a una silla por ropa doblada de mi hermana.

Camine hacia ella, y vi como intentaba no mirarme mucho, cuando llegue a ella le tendí la ropa para que la tomara, al hacerlo nuestras manos se tocaron causando que ambos cuerpos temblaran bajo el tacto de nosotros.

-Gracias, ¿El baño? - pregunto esquivando mi mirada.

-Esa puerta roja. - dije señalando la puerta cerca de la cama.

Ella camino con dificultad, al verla así me decidí por cargarla y llevarla yo mismo al baño, tomándola por sorpresa la cargué pasando una mano por su espalada y la otra por detrás de sus rodillas.

-OYE, ¿Qué te pasa? - grito intentado bajarse.

-Deja de moverte o te lastimaras tu pierna otra vez. - dije parando enfrente del baño.

-Puedo hacerlo yo sola. - dijo mirándome retadoramente.

La bajé y se adentró al baño, salí y fui por comida a la cocina, una de las empleadas ya tenía la comida preparada para subirla al cuarto.

Llegué y al entrar vi como intentaba llegar a la puerta.

Al verme se detuvo, suspire.

-Si intentabas escapar, te salió mal. - dije burlándome un poco de ella. - Te dije que te lastimaras más, eres terca. - dije dejando la comida en una mesa pequeña enfrente de un sillón negro.

-Me tengo que ir. - dijo intentando llegar a la puerta.

-NO.- dije en un gruñido. Sabía que mis ojos deberían de estar color naranja/dorado.

Ella se pegó a la puerta. Cerré los ojos con fuerza.

-Yo... lo siento... por favor siéntate y te diré todo. - dije cambiando mis ojos a café.

-Eres un lobo bueno, fin de la plática, me voy, gracias por todo. - dijo intentado abrir la puerta.

Fui más rápido y llegue a ella, me daba la espalda, puse mi mano en la puerta impidiendo que la abriera, con la otra mano tome su cintura, la pegue a mi haciendo que chocara con mi pecho, acerque mi cara a su pelo su estatura era promedio, pero aun así yo le sacaba una cabeza y media.

Olfatee su olor, me estaba conteniendo demasiado para no marcarla, pero al estar tan cerca de ella perdía todas las fuerzas, mi nariz se pegó a su cabello, lo olfatee y en mi despertaba un deseo carnal, mis ojos los tenia cerrados y sabía que si los abría ya no serían cafés, sino naranja/dorado, mi lobo, Baruc quería tomar el control. Pero sabía que eso sería marcarla sin su consentimiento y hacerla mía.

Poco a poco bajé hasta llegar a su cuello, sin creerlo ella me dio más acceso a su cuello, escuchaba los latidos acelerados de ella, de mi boca crecieron mis colmillos, soltando la puerta con mi mano recorrí parte de su cabello dejando libre su cuello. Lambí de arriba a abajo causando que se estremeciera y soltara un suspiro, una erección crecía en mí, estaba tan duro.

Deje besos regados hasta que de un momento a otro nuestra burbuja se rompió por un toque en la puerta.

-Alpha.- llama una voz de mujer.

-¿Que paso?.- contesto con voz ronca por el momento que estaba teniendo.

Mis ojos ya estaban de su color normal.

-Se le olvido la fruta. - dijo la mujer.

-Gracias, pero llévatelo, en un rato bajamos. - dije recuperando mi voz.

Ella se alejó de mi tan rápido como su pierna lastimada le dejaba.

No sabía cómo empezar una conversación ahora que había pasado esto, la mire y sus mejillas estaban sonrojadas y otra vez ella evitaba mi mirada cosa que ahora me enterneció.

Me senté a una distancia prudente de ella.

-Soy Bastián, Bastián Alexander Slora Callen, Alpha de la Manada SilverWolf, Lobo de Plata. - me presente tendiendo mi mano en espera de que ella se presentara.

Ella me miro, me analizaba. Suspira resignada.

-Me llamo Ankaa Dashner, como ya sabes soy Cazadora. - dijo tomando en sus manos su anillo con símbolos de flechas, el sol, la luna y un escudo raro.

Extendió la mano estrechándola con la mía, su mano y la mía encajaban perfectamente.


(En multimedia el cómo me imagino la habitación de Bastián)






La CazadoraWhere stories live. Discover now