44. Una boda digna de la hija de un Conde (5)

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– ¿Qué está pasando?

Un hombre desconocido y vestido con un uniforme de mayordomo nos mira con el entrecejo fruncido, su rabia no es solo para mí, también para mi madre.

– Condesa Sheridan, ¿qué significa este escándalo?

Mi madre que era arrogante hasta apenas un minuto atrás, de pronto está nerviosa – un conflicto familiar.

– Le suplico que baje el tono de su voz o elija un lugar más privado para tener su conflicto familiar.

Crecí en la mansión Sheridan, nunca antes vi a alguien callar a mi madre o hablarle de forma despectiva, es un poco satisfactorio.

Caminamos sobre el pasillo como si no estuviéramos peleando, las mesas del banquete quedan más lejos cada vez, cuando ella se detiene, no sé en dónde estoy.

– Supongo que ya sabrás lo que pasó en la iglesia después de la ceremonia.

– No realmente.

– ¿Tristán no te lo contó?

¿No es obvio?

– Una mujer que no puede ganarse la confianza de su marido, en verdad desconozco qué harás el resto de tu vida.

¡Gracias por la preocupación!

– El rey de Tiara se presentó después de la ceremonia pidiendo la bendición de la Santa, oficialmente todas las bendiciones son una sentencia real, pero dado el riesgo y el tiempo que tardó la guardia real en llegar a la iglesia, Bela tuvo que defendernos y aceptó bendecir al rey.

Interesante defensa, el General casi muere de un infarto.

– Como consecuencia la diosa Ameritia lanzó una maldición que no puede ser levantada.

Eso significa, ¡el General sigue bajo esa maldición!

– Por tu expresión asumo que en verdad no lo sabías – suspira y se recarga sobre el barandal que da a uno de los jardines – Bela estará bajo supervisión los próximos meses, no podrá atender sus ocupaciones.

¿Cuándo las ha atendido?

– Regresarás a la mansión Sigfred, hablé con tu suegra y te tendrá una mayor consideración, es lo mejor que puedo hacer por ti. Seleccioné un equipo, contigo y las trillizas deberá ser suficiente para encargarse de las peticiones por un tiempo hasta que Bela deje de estar bajo vigilancia.

– Ya tengo un hogar.

– Marjory, por la diosa, se razonable, ¿tienes idea de las cosas que se dicen de ti en la capital?

– No, y es gracias a que vivo en las afueras que no lo sé, si me mudara, tendría que vivir con esas habladurías, ¿no es mejor quedarme lejos?

– Diría que el matrimonio te ha cambiado, pero siempre fuiste envidiosa y grosera.

¡Soy envidiosa porque no me niego a una vida de sufrimiento!, mi madre y yo tenemos diccionarios diferentes.

– Si aceptas, haré que Tristán te trate mejor.

– ¿Cómo vas a lograr eso?

– Bela lo hará.

¿Qué?

– No importa qué tan intenso sea el odio que Tristán siente por ti, cuando Bela hable con él, te aceptará como su esposa, una vez que des a luz un hijo ya no estarás sola, es un buen trato, el mejor que recibirás, deberías tomarlo.

Reírme en este tipo de situaciones se ha vuelto una costumbre, pensar que recibiría un trato tan bueno.

Si Isabela habla con el General, sus sentimientos serán puestos de lado, él será amable o por lo menos intentará serlo, sin importar cuánto me odie con una palabra suya me aceptará como su esposa, incluso podríamos llegar a tener un hijo y ser una hermosa familia feliz.

La petición de la mujer malvadaWhere stories live. Discover now