91. La Sanadora Carmesí (1)

3.2K 445 101
                                    

El carruaje del rey Diaval tiene ventanas fortificadas y las ruedas son más grandes, hay mucho espacio para el equipaje, pero tengo la impresión de que la cabina es muy pequeña, al momento de abrir la puerta se despliega una pequeña escalera con dos escalones, no se ven muy fijos, prefiero dar un paso largo a confiar en ellos.

Alguien sujeta mi mano – señorita.

– ¡Ah!, espere, Majestad, no es necesario.

No puedo permitir que un rey me ayude a subir, puedo hacerlo, solo necesito sujetarme del borde de la puerta, apoyar el peso sin miedo y subir.

Respiración profunda.

Tal y como pensé, es muy pequeño, solo hay espacio para dos personas, una vez que él sube literalmente no hay lugar en dónde esconderme y nuestros hombros se tocan.

¿Qué se supone que haré ahora?

Nos hemos visto antes, nos hemos tuteado y hubo una ocasión en la que él lamió mi dedo para curar una herida, pero ahora es tan diferente.

– Marjory.

– Diga, Majestad.

Sonríe y se señala – ¡Majestad!, es un poco frío, puedes seguir llamándome Alexis.

– No podría, usted es el rey.

– Ya dormimos juntos, puedes llamarme de manera informal.

– Por favor, no vuelva a mencionarlo.

– ¿Por qué no?

¿Por qué no?, es una broma – porque estoy casada.

Su expresión cambia ligeramente y el carruaje se mueve, al mirarme de pronto sonríe de nuevo – sí quieres que no lo mencione, ¿qué obtendré a cambio?

¡Obtener!, no sabía que estábamos negociando.

– No solo yo, mi asistente también sabe que me quedé a dormir en tu cama.

– Basta, tú – quiero golpearlo, necesito golpearlo y juro que se lo ganó – jamás lo dijiste – empujo mi puño contra su hombro – te pregunté muchas veces qué clase de hombre era el rey Diaval y te reíste en mi cara – sigo golpeando con pequeños toques, no quiero hacerle daño, pero quiero que lo entienda, estoy tan enojada – jamás me había molestado tanto en mi vida, eres..., eres un mentiroso, odioso, miserable, embustero.

Y se está riendo.

– Sabías que estaba asustada, no sabía lo que pasaría conmigo ni las clases de personas con las que me reuniría y lo ocultaste todo este tiempo, Alexis deja de reírte.

Se cubre la boca con la mano, pero desde aquí puedo ver que se está burlando – no fue a propósito, quería sorprenderte.

– Pues lo conseguiste – cruzo los brazos y aparto la mirada, desearía que este carruaje fuera más grande.

No hablaré, el resto del camino me mantendré en silencio, no lo miraré y no me prestaré a sus juegos.

¡Te molesta!

¡Es lo que te mereces!

Por la diosa, me siento tan engañada, lo más increíble es que Ágata lo supiera todo este tiempo y tampoco lo dijera, sir Evans, la Marquesa, todos me engañaron.

Todos...

¡Todos!

Esto no parece que sea un juego, hay demasiadas personas involucradas y una de ellas esa la mujer capaz de torturar a un hombre hasta después de la muerte, no puede tratarse de una nimiedad sino de algo más complejo.

La petición de la mujer malvadaWhere stories live. Discover now