11. Abandonada (5)

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– Señorita, déjeme explicarle, la señora ordenó una remodelación del baño del segundo piso, yo no lo sabía, como la señorita Kayla se fue y no iba a regresar hasta en la noche la señora pensó que era el momento perfecto para encargarse de la remodelación, jamás imaginé, no tenía idea, fue todo un gran malentendido, lamento mucho las molestias que le ocasionó, de verdad lo lamento.

Podría creer en sus palabras, si no fuera por la inmensa sonrisa de oreja a oreja en su rostro, mientras habla está haciendo su mejor esfuerzo para no estallar en una risa estridente.

– ¿Me perdona?

– Todos cometemos errores.

Nada importante se perdió, es claro que mi dignidad es muy poca cosa para esta familia y nadie lamentará dicha perdida.

– Largo de aquí.

Grité tan alto como pude y atraje la atención de los cinco hombres, mi cuerpo estaba cubierto por una toalla y solo eran visibles mis brazos y pantorrillas, esa pequeña parte todavía era piel clara y blanca y los cinco hombres fijaron la vista sobre mi piel.

– ¿No me escucharon?, dije largo.

Nadie se movió, de la misma forma en la que las sirvientas me ignoran, las cocineras se niegan a darme comida y los asistentes mienten, esos hombres no estaban dispuestos a seguir mis órdenes.

– Señorita, una disculpa, no sabíamos que había alguien, le aseguro que fue un malentendido.

¿Hablé en otro idioma?, dije que se largaran, no que me dieran explicaciones.

– Una disculpa.

– No se acerque.

– Lo lamentamos mucho.

– No, se, acerque.

La sanación no es simple, no es magia y para aquellos que no somos la Santa, la sanación no es divina, no decimos un hechizo mágico y las heridas desaparecen, curar a una persona es un proceso lento, tedioso y requiere mucha dedicación, un pequeño error causaría la muerte del paciente.

En la sanación, lo más importante, es la salud del sanador, si el sanador está enfermo, al momento de transferir su energía, podría contagiar al paciente, es una posibilidad muy pequeña, pero puede ocurrir.

De mi mano surgió una pequeña esfera negra, a los ojos de esos hombres es oscura y maloliente, solo yo sé que el contenido de esa esfera es frustración, ansiedad, estrés y tristeza, no hay enfermedades contagiosas ni venenos que pongan en peligro la vida, solo mi dolor.

– Largo de aquí, o mi rostro será lo último que vean en esta vida.

Fue un milagro que me salvara, sí hubiera entrado al baño un poco después, si no hubiera corrido las cortinas, sí hubiera estado adormilada o hubiera salido del baño antes, no podría cargar con la vergüenza.

Pero eso es todo, nada se perdió y a nadie en la mansión le importa que cinco hombres me miraron con intención de violarme.

En cuanto a mi esposo, debe ser muy feliz por estar junto a mi prima en una tienda de ropa, es probable que ella se esté probando vestidos y él se ofrezca a pagar por ellos como una cortesía, que un hombre casado le compre vestidos a otra mujer que no es su esposa ni su familiar está mal visto, pero mi prima es muy considerada, jamás rechazaría un regalo porque sí lo hiciera, ofendería a la persona que se lo obsequió.

Quiero volver a casa.

Ya no quiero estar aquí.

La petición de la mujer malvadaWhere stories live. Discover now