33. Ceremonia de Purificación (5)

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Esto es como una gran broma, yo soy la mala persona, la egoísta y orgullosa que se ha negado a ver a su prima haciéndola sentir miserable, mientras que mi prima, vestida tan bellamente, rodeada de atenciones y cargando diamantes más grandes que su uña es la víctima.

– No he tenido tiempo.

– ¿Qué puedes estar haciendo qué no tienes tiempo?

Nada que te importe.

Bela se interpone – no peleen, no debí decirlo, lo siento Marjory.

No importa, solo hazme un favor e ignórame.

Después de la bendición, un relicario sumergido en el agua se levantaba y se coloca en el altar, hay que estirarse y meter las manos al agua, Isabela podría lastimarse, por eso me envían a mí, cada año subo los escalones, rezo pidiendo no caer al agua y estiro mi mano para tomar el relicario, después lo llevo al altar y mi madre me deja ir.

Una vez que lo haga podré irme, así que ustedes dos, ya lárguense.

– No quería molestarla – Bela sufre mirando al General como si hubiera sido víctima de un gran agravio.

– No es tu culpa – la reconforta el General.

¿Dónde está el Duque tiránico cuando se le necesita?, antes de mi boda me hablaron tanto de él, un hombre sanguinario acostumbrado a conseguir todo lo que quiere, un monstruo con la espada colocada a un centímetro del cuello del General.

Mi boda era inevitable, debía salvar las vidas de todos.

Bueno.

Mi prima Isabela sufre en los brazos de mi esposo y su prometido podría estar en cualquier lugar menos donde se le necesita.

¡Qué perdida de tiempo!, es mejor si solo subo, tomo el relicario y lo lanzo por la ventana.

¡Maldición!

Olvide rezar para evitar caer al agua, bueno, obviamente nada me pasó, solo moje un poco mis mangas, no importa, tengo que llevar el relicario a su lugar y entonces irme.

– Marjory.

Es la voz del General, ¿qué quieren ahora?, ¿no han terminado su drama?, otros tenemos cosas que hacer.

– Discúlpate.

¿Qué? – disculparme por qué.

– Le prometiste a Bela que la visitarías, discúlpate con ella.

¿Es una broma?, mi madre me cerró las puertas de su casa, ¿cómo quieres que la visite?, y tú, si me extrañabas tanto pudiste escribirme una carta.

La mirada del General se posa sobre mí, cualquier cosa que diga será mal interpretada, porque yo soy la malvada.

Mis manos se aprietan con fuerza – lamento mucho mi comportamiento, pensé que estabas enojada, escribí más de veinte cartas y no recibí una sola respuesta, no quería importunarte.

– Marjory – sus manos tiemblan y sus ojos se llenan de lágrimas – tienes razón, lo lamento – se aleja corriendo.

Hice llorar a Isabela. Algo me dice que pagaré un precio muy alto por esto.

El General me mira con odio – ¿cuánta maldad puede haber en tu corazón?

– Tú dime, contribuiste a ponerla ahí.

Él se va detrás de Isabela, yo no necesito quedarme, tampoco necesito esto, debo irme antes de que alguien intente detenerme, a poca distancia me espera Ágata, siento un poco de vergüenza, ella vio la interacción completa y escuchó a mi marido pidiendo que me disculpara con otra mujer.

La petición de la mujer malvadaWhere stories live. Discover now