—Solo he sido Seokjin, el hijo del emperador Kim, hasta hace poco.
—Ahora eres el duque de Keim. Tanto como yo lo soy. —le dijo con una sonrisa, besando su nariz—, pero duerme, bonito, mañana será un mejor día.
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—¿En serio debes ir?
—Solo hasta la capital, me quedaré esta noche y regresaré temprano.
—Pero será navidad.
—Y prometo que llegaré a tiempo. Nos vemos mañana, bonito, te amo—Seokjin soltó un suspiró, pero asintió levemente recibiendo un beso del duque y viéndolo subir al carruaje.
Una vez este desapareció en la lejanía, Seokjin regresó al interior pensativo y pronto se halló caminando a la cocina.
—¿Mi señor?
—Yo... ¿El duque suele guardar sus lienzos nuevos en el taller? —le cuestionó a la nana—, quiero hacer algo.
—Sí, mi niño, en el fondo hay un closet. Ahí puedes encontrar todo lo relacionado a eso.
—Gracias nana—Primero pasó por su habitación, en el fondo del vestier encontró uno de sus hanfus y aunque no era uno de sus preferidos, serviría para lo que quería. Lo dobló cuidadosamente y luego bajó hasta el taller de su esposo, revisó aquel closet e hizo un puchero al notar que habían pinturas nuevas—. Las tomaré, de igual forma te compré nuevas, mentiroso. —resopló en voz alta, como si Taehyung pudiese escuchar sus palabras.
Se quejó para sí mismo, al tomar aquellos tubos de pinturas, los pinceles y un lienzo de un tamaño mediano. Pasó por la biblioteca sintiendo un escalofrío y bajó las escaleras hasta aquél cuarto donde había recibido el primer beso de Taehyung.
Sus mejillas se ruborizaron al pensar en aquella ocasión, pero sacudió la cabeza, debía concentrarse en su misión. Colocó las pinturas en uno de los escalones y acomodo el lienzo en el suelo, en un lugar donde la poca luz entrara para poder ver bien.
Fue entonces cuando notó que lo más importante faltaba, subió apresurado las escaleras y encontró un pequeño espejo que le serviría. Bajó emocionado y se cambió torpemente, antes de buscar una posición cómoda.
>>Debí haber prestado más atención en las clases de arte—suspiró, tomando el crayón para comenzar a delinear en aquel lienzo. Taehyung quería pintarlo, y aunque no poseía tanto talento, podía hacer algo decente y regalarle un retrato.
Su boceto fue algo rústico, pero empezó a emocionarse una vez las pinceladas volvían a aquellos trazos vacíos una copia de su rostro. Quizás fue la emoción de encontrar aquél pasatiempo o el hecho de que podía imaginar la sonrisa de Taehyung al recibir eso lo que lo hicieron no detenerse hasta que lo terminó.
Su sorpresa fue grande cuando notó que la luna estaba en el horizonte y el cielo estaba oscuro cuando subió las escaleras, estaba adolorido por la incómoda posición y hambriento por haber pasado tantas horas sin comer. Caminó con su túnica en brazos, quería darse un baño antes de cenar. Cerró la puerta de aquel pasillo detrás de sí al salir, escuchando la puerta de la biblioteca abrirse bruscamente.
—¿Seokjin? —Al escuchar que su esposo le llamaba, adelantó el paso y corrió a abrazarlo, no notando su rostro rojo—. Aquí estás, ¿Dónde te habías metido?
—Estaba aquí, ¿Por qué? ¿Y no deberías estar en la capital, Voo?
—Llegue hace rato, pude resolver mi asunto antes. ¿Y por qué estás usando un hanfu?
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Soft Edges ➠ 【TaeJin】
FanfictionLa vida no es fácil para los donceles de esta sociedad de antaño, Seokjin ha sido entregado a un completo desconocido en matrimonio, y aunque su esposo no parece ser una persona mala ni un hombre similar a las bestias patriarcales a los que está aco...
