La vida no es fácil para los donceles de esta sociedad de antaño, Seokjin ha sido entregado a un completo desconocido en matrimonio, y aunque su esposo no parece ser una persona mala ni un hombre similar a las bestias patriarcales a los que está aco...
—Es un gusto, Seungjae—le dijo, el niño río y por un momento le provocó llenar de besos sus mejillas rojas—. Puedes decirme Jin.
—Pareces un muchacho muy bien portado y educado, mi madre debe adorarte—le dijo la mujer, la sonrisa desapareció de los labios de Seokjin, quién giró a ver a Hoseok, que suspiró y se restregó el rostro—. ¿Qué sucede?
—Hana, ¿Donde has estado? Tae y yo te hemos buscado por todas partes, pensamos incluso que habías muerto—La mujer tragó duro y suspiró, sus cejas frunciéndose.
—Yo me casé con el hombre al que amaba, no estaba de acuerdo con casarme a la fuerza y menos cuando amaba a otro. —le dijo—. Me mudé muy al sur, donde supuse que no podrían encontrarme, tuve a Seungjae y viví feliz con mi esposo, por muchos años hasta que la enfermedad se lo llevó. Vine a la capital porque él tenía una casa aquí, pensé en buscar un trabajo para poder criar a Jae. Mamá y papá no iban a aceptarme así, eso lo sabía.
—El señor y la señora fallecieron, Hana—los ojos de la mujer se llenaron de lágrimas al escuchar aquello, Hobi se mordió los labios y Seokjin sólo pudo bajar la mirada incómodo—. Hace unos tres años ya.
—Pero, ¿... Cómo? —balbuceo.
—Fue un accidente, ninguno sobrevivió y Tae incluso colocó comunicados por toda esta capital, pensando que así los verías e irías a casa. Él seguía esperando por ti.
—No los vi, regresé hace poco. Dios, pensar que...
—Lo siento mucho.
—No, Hobi, no es tu culpa... ¿Cuando dijo que volvería? Tengo tanto que decirle.
—Ya debería haber regresado, dijo que volvería antes de que el sol se pusiera.
—Bueno, vayamos terminando, para regresar al lugar donde estábamos para esperar por él—Conversaron por unos minutos más, mientras el niño terminaba su trozo de pastel. En el momento en el que caminaban de regreso, lograron interceptar a Taehyung, quién al verlos rápidamente se acercó a ellos, rodeando a su hermana con sus brazos en un apretado abrazo.
Hana le devolvió el gesto, soltando un sollozo y Seokjin sólo pudo sonreír, feliz de poder ver que los hermanos se encontraban nuevamente.
—Mi señor—Seokjin giró a ver a Hoseok al escuchar su susurro—. ¿Por qué no los dejamos solos? Tienen mucho de qué hablar.
—¿Vamos donde Camille?
—Esta bien. —El doncel se aclaró la garganta, logrando que los hermanos lo vieran.
—Tienen que conversar, los dejaremos solos.
—Jin. —Le llamó Taehyung.
—Esta bien, mi señor, solo iremos a ver a Camille—le dijo, atrapando entre sus manos la mano que Taehyung extendió hasta él—. No iremos muy lejos y sé que tienen que ponerse al tanto de todo.
—Bien. —El duque le dejó ir y él siguió a Hoseok hasta la biblioteca, Camille estaba acomodando algunos libros en la parte de adelante concentrada—. ¡Cami!
La chica dio un salto y giró a verlos con las cejas arqueadas.
—Hola, ¿Qué estás haciendo?
Ella hizo un ademán hacia la montaña de libros y luego hizo un mohín, suspirando.
—¿Llegaron libros nuevos? —Camille asintió, mientra Jin se acercaba emocionado a revisarlos. Hoseok se acercó tímidamente y la saludó en voz baja, ella le sonrió y le hizo un ademán para que se acercase a ella.
Cuando estuvo muy cerca, ella rebuscó entre sus bolsillos y abrochó algo a la solapa de su chaqueta. Hoseok notó que era un adorno con forma de luna menguante y cuando bajó la mirada a ella, Camille señaló su colgante y lo señaló a él, para luego señalar el adorno y luego señalarse ella.
—¿Quieres decir que nos representan? —Camille sonrió y asintió, Hoseok no pudo evitar abrazarla, posando un beso sobre su coronilla—. Deja de ser tan adorable, por favor.
—Hobi, la estás ahogando. —Hoseok se ruborizo y la soltó, notando como esta tenía la cara roja—. ¿Y puedo tener estos? —preguntó al alzar una pila de cinco libros.
—El duque dijo que ya tenías demasiados.
—Hobi... —se quejó, haciendo un puchero y utilizando sus ojitos para que el mayor accediera. De igual forma Taehyung no le diría que no, pero seguramente quería que comprará otras cosas y no tantos libros—. ¿Por favor, por favorcito?
—Si el duque pregunta, tú insististe—se quejó, buscando en sus bolsillos para pagar.
Seokjin soltó una risita y abrazo los libros contra su pecho.
Esperaba que esa noche Taehyung pudiese leerle algo.
—Mille—La rubia giró y cruzó miradas con un chico que venía de la parte trasera, aunque su expresión cambió al notarlos—. Oh, lo siento, puedo esperar que te desocupes.
El otro chico era un doncel, por su rostro parecía ser uno muy joven, Camille negó y se acercó a él. Este le dijo algo en voz baja y ella asintió, antes de señalar un pasillo. El chico hizo un mohín y se giró para regresar donde estaba, logrando que ella regresará.
Hoseok, que ya tenía la pieza de oro en sus manos, se la entregó.
—¿Es otro cliente? —le preguntó, Camille pareció pensarlo por un momento y asintió algo dudosa—. Oh, bueno, de todas formas... Hoy regresaré a casa, y es posible que no venga pronto.
Los ojos de Camille adquirieron un brillo triste, que escandalizaron a Hoseok:
—¡P-Pero volveré, te lo prometo!—le dijo, tomando sus manos—, quizás tarde algunos días, pero promete que vendré a verte, así que no te pongas triste.
Seokjin los observó con una sonrisa leve, feliz de que su relación hubiese cambiado un poco. Bajó la mirada hasta aquellos libros y recordó al duque, ¿Habría hablado con su hermana? ¿Habrían resuelto las cosas? Seokjin no tenía hermanos, lo más parecido que tenía a ello era Yoongi. Y no veía posible que esa situación se pareciera a la suya con Yoongi.
La campanilla de la puerta sonó y Seokjin levantó la mirada, encontrándose con la mirada de Taehyung.
—Es hora de volver a casa.
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El cuadro de esta vez es medio tétrico, es un autoretrato de Arnold Böcklin, la idea de hacer como eso surgió porque unos amigos le preguntaron qué era lo que escuchaba, y bueno, ahí tienen, la muerte tocando el violín.
Por otra parte, la canción habla del destino, y la escogí porque es un tema que Hoseok y Jin hablan, con posiciones diferentes. Si el destino se escribe o no el día que nacemos, es algo que nunca sabremos con certeza.
Sean gentiles con los demás, consigo mismos y nos leemos en el otro cap, que ya lo estoy acomodando~