—No mucho, Hobi, en mi casa solo era un prisionero que nadie sabía que existía. —su expresión se volvió nostálgica—. Quizás esto fue obra del destino y el duque y yo estábamos destinados a encontrarnos.

—¿Cree en eso?

—¿Tú no?

—No lo sé, pensar que todo está escrito justo en el momento que llegue al mundo es algo demasiado surrealista—le explicó—. Porque no siempre el destino es bueno, mi señor.

Seokjin abrió la boca para responder, cuando sintió algo chocar contra su pierna. Hoseok y él bajaron la mirada y se encontraron con un pequeño niño de cabello oscuro, luciendo algo desorientado y con ojos cristalizados por lo que parecía ser un llanto inminente.

—¿Estás perdido, pequeño?—Seokjin se agachó frente al niño, que lo observó con sus brillantes ojos y un mohín antes de asentir—. ¿Con quién viniste a este lugar?

—Mi mamá... —susurró en una pequeña vocecita.

—¡Seungjae!—gritó una voz femenina, ambos adultos alzaron la mirada y notaron a una mujer pequeña correr hacia ellos, para Jin era una mujer como cualquier otra, pero para Hoseok no. La carrera de la mujer perdió velocidad al reconocer al guardia—... Hobi.

Hoseok tragó duro, mientras Seokjin se levantaba, con una mano acariciando la cabeza del niño, que rápidamente corrió a los brazos de su madre.

—¿La conoces, Hobi?—Su voz pareció sacar a los dos de su ensimismamiento, haciéndolo recordar que Seokjin existía y estaba a un lado de ellos.

—Ella es la hermana del duque, mi señor. —Las cejas de Seokjin se arquearon, entonces Taehyung había tenido razón y tenía un sobrino pequeño. La expresión de la mujer era melancólica, como alguien quien se encuentra a un viejo amigo en un paseo cualquiera muchos años luego—. Hana, él es...

—El esposo de Tae, supongo—pronunció en una voz suave—. ¿Él está con ustedes?

—Me temo que no.

—Es una lástima, entonces, nos vemos.

—¡Espera!—Seokjin la detuvo sosteniendo su mano, la mujer giró bruscamente y Jin esperó que frunciera el ceño y se soltara, pero ella solo le observó con curiosidad—. Permítame invitarle un café o algo mientras el duque se desocupa, él ha estado buscándola por tanto tiempo y sé que no me corresponde pedirle esto, pero-

—Esta bien—le respondió ella, fijando su mirada en Hobi, que la observaba sin expresión—, ya me he estado ocultando por demasiado tiempo después de todo.

—Gracias—le dijo con sinceridad.

La noche pasada había visto una parte vulnerable del duque y si podía hacer algo para aliviar su carga, lo haría. La mujer y el pequeño le acompañaron hasta un pequeño café, Seokjin sólo pidió un té y los observó con curiosidad, sin saber qué decir.

—Tú... ¿Cómo te llamas?—le preguntó la mujer, dedicándole una mirada curiosa—. No sé cuánto tiempo llevas siendo el esposo de mi hermano, pero pareces bastante joven como para llevar años casado con él.

—Oh, no, nuestra boda fue hace solo dos meses—explicó con una sonrisa leve—. Soy Seokjin.

—Soy Hana y este pequeño es mi hijo Seungjae—el pequeño, que estaba comiendo pastel de manera descuidada, alzó la mirada en el momento que escuchó su nombre—. Saluda, Seungjae.

El niño soltó una risita y soltó el cubierto.

—Hola. —le dijo en un tono dulce que hizo que sonriera ampliamente, el niño era adorable.

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