Capítulo 30: increíble

682 34 2
                                    

CAMERON

No me creía absolutamente nada de lo que acababa de pasar. Seguro que había sido una pesadilla. Sí, ahora me despertaría entre los brazos de Leah, aún en su cama. Pero cuando una mano se apoyó en mi hombro me dejó bien claro que eso no pasaría. Fue como recibir una bofetada.

—Tío, ¿estás bien? —Oliver me observaba preocupado.

Las chicas se habían llevado a Leah dentro para ayudarla a asimilar lo que acabábamos de vivir. Yo me había quedado en el porche con mis colegas que intentaban tranquilizarme.

—¿Por qué no nos cuentas que ha pasado? Desde el principio —insistió Oliver.

Solté un suspiro con el que pensé que me ahogaría y nos sentamos en el banco. ¿En qué momento habíamos llegado a eso? ¿Cómo coño había sucedido?

—Cameron enserio, háblanos nos estamos preocupando.

—Hermano nunca te habíamos visto perder los papeles de esa manera. —Evans se inclinó para poder mirarme a los ojos. Volví a la Tierra y solté una maldición.

—Cuando Leah no vino a la playa porque estaba enferma, era mentira. El gilipollas ese la había escrito diciéndole que la quería y que volviera a Londres.

Les conté lo que pasó después, como me encontré a Leah en la puerta con Alex enfrente, los cinco minutos que les di para hablar aunque estaba pegado a la puerta para escucharlo todo. Habían pasado diez minutos pero aún seguía sin conseguir relajarme. Era como si en fondo esperase que volviera a aparecer otra vez. Por su bien, más le valía que no fuera así.

—Joder macho... —Evans se pasó las manos por el pelo, visiblemente nervioso—. No se irá ¿verdad? No puede marcharse.

El simple hecho de imaginarme la situación me ponía enfermo. No iba a dejar que ese tipo se saliera con la suya. Además, Leah le había dejado bien claro lo que sentía, ella nunca haría eso.

—Tío no digas esas cosas, no lo hará —le respondió Oliver.

—En algún momento tendrá que volver a Inglaterra —dije yo, para la sorpresa de ambos, incluso de la mía—. Pero ni de coña será por Alex.

—Joder si lo llego a saber te ayudo a que te lo cargues —susurró Evans.

Nunca había sido un chico agresivo, de hecho no me gustaba la violencia y nunca me había metido en ninguna pelea. Pero en ese momento... en ese instante me salió solo, sin pensar. Cuando dijo que estaba enamorado de ella... dios, me entraban ganas de vomitar. ¿Cómo tenía la poca vergüenza de decir algo así? Era yo quien estaba enamorado de Leah, de verdad. Dudaba seriamente que él fuera capaz de amar a alguien.

—Lo importante es que ya se ha ido —intervino Oliver—. Ahora solo tenemos que calmarnos todos.

Asentí pero me puse en pie. Quería ir a ver a Leah. Lo necesitaba. Necesitaba que me abrazase y que me dijese que nunca se iría con él. No para convencerme a mí mismo de nada, sino porque aquello me ayudaría a relajarme. Los chicos me miraron confusos.

—¿Qué haces?

—Voy a hablar con Leah —respondí de camino a la puerta.

Our Last Sunset [✓]Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon