Capítulo 16: Luna Park

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CAMERON

Esa mañana me desperté pensando si lo que había sucedido hacía unas horas con Leah había sido real o sueño. Desayuné y me duché pero ni aún así pude sacarla de mi mente. Así que decidí llamarla. Contestó al cuarto tono.

—Espero que sea importante o te ahogaré la próxima vez que te vea —murmuró con la voz ronca. Acababa de despertarse.

—No sé si será importante o no, pero me lo agradecerás esta tarde créeme. ¿Cómo estás?

—Me duele la cabeza —gimió.

No sé por qué, pero imaginé que se pasaba una mano por la cara, intentando desperezarse. ¿Lo estaría haciendo?

—Tómate una pastilla para el dolor si quieres y bebe agua. Mucha.

—De acuerdo... oye, ¿hice algo estúpido anoche?

El recuerdo de ella desnudándose y tirándose al mar en ropa interior apareció en mi mente sin pensarlo. En otras circunstancias me habría hecho gracia, pero en ese momento me asusté. Iba piripi y a saber si le pasaba algo. Así que la imité y nadé hasta ella para sacarla. Y entonces sucedió lo que llevaba días soñando, pero desgraciadamente, no era un buen momento así que me aparté. Después, le confesé un poco lo que sentía y la besé. En cierta parte espero que no lo recuerde, pero a la vez deseo que sí. Fue una noche divertida después de todo.

—Bueno, decidiste darte un baño en ropa interior a las dos de la mañana. Pero a parte de eso creo que nada más.

No mencioné el tema del beso porque no me pareció algo estúpido, y creo que lo recordaría ella misma si intentaba hacer memoria. Decidí cambiar de tema, no me gustaba seguir pensando en sus labios rosas y suaves si no podía besarla como ayer.

—Esto...voy a llamar al resto. Tómate eso y descansa, nos vemos esta tarde.

—De acuerdo... gracias.

Colgó y dejé el móvil sobre el escritorio. Giré la cabeza hasta la cama y enarqué una ceja. No podía creerme lo mucho que dormía este hombre.

—Evans —le llamé—. ¡Despierta!

Le sacudí varias veces y al final acabó por abrir los ojos. El cabrón les había dicho a sus padres que dormiría en mi casa para poder beber lo que quisiera y no tener que lidiar con ellos luego.

—Joder Cam... ¿qué hora es?

—Las once. Venga arriba, mueve el culo.

Se sentó muy lentamente en la cama mientras se sujetaba la cabeza. Siempre hacía lo mismo por más que yo le dijera que no se le iba a caer. Le tendí el mismo remedio que le recomendé a Leah minutos antes y una magdalena para que comiera algo.

—¿Has hablado con el resto para ver a qué hora quedamos luego?

—No —le respondí—. Ahora les mando un mensaje.

—Bien.

Se levantó y fue al baño a hacer sus cosas. Mientras aproveché para escribir a Maddy y recogí un poco el cuarto. Evans volvió a su casa a ducharse y comer, y para cuando dieron las cinco de la tarde salí en dirección a casa de Oliver. Llegamos a St. Kilda antes de lo previsto y pagamos las entradas del parque. Hacía por lo menos un año y medio que no atravesaba la puerta con forma de sonrisa de payaso. Unos niños pequeños, de unos seis años lloraban a mi lado. No me extrañaba nada, esa sonrisa esa espeluznante.

—Bueno Leah, asumiré el rol de guía turístico y te explicaré esto un poco.

Evans rodeó los hombros de Leah con el brazo mientras con el otro que tenía libre señalaba el parque. No había nada más allá de amistad en su gesto, Evans era un buen amigo incluso sin saber nada de lo que ocurría de verdad.

Our Last Sunset [✓]Where stories live. Discover now