Capítulo 9: amigos

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Cuando llegué a casa, mi abuela estaba haciendo ganchillo mientras sonaban canciones de Bruce Springsteen. Así que a eso se refería cuando dijo que no escuchó a Bruce por no despertarme. No tenía ni idea de a qué a mi abuelita le gustaba. Cuando me vio, bajó el volumen pero no la apagó.

—¿Qué tal te ha ido?

—Bastante bien, lo verás dentro de poco.

Le guiñé un ojo y le di un beso en la mejilla. Entré a mi cuarto y encendí el ordenador, tenía que empezar a hacer deberes o se me acumularían. A diferencia de los estudiantes de aquí, que estaban a punto de terminar el curso, yo acababa de empezarlo en septiembre y hasta dentro de unos veinte días no me daban las vacaciones de navidad. Eso significaba que dentro de poco tendría los exámenes finales de ese trimestre, y debía ponerme a estudiar. Mientras estaba ahí bien concentrada, mi móvil pitó con un mensaje.

Lena:
¿Cómo van las cosas por allí? Aquí te echamos de menos :(

Me quedé parada leyendo el mensaje unos minutos. Yo también las echaba de menos, muchísimo. Como estaba con el ordenador encendido creé un grupo de las cuatro en una página de vídeo llamadas. Así podríamos vernos siempre que quisiéramos. Bendita sea la tecnología. Una hora más tarde terminamos de hablar porque teníamos cosas que hacer, pero me alegré muchísimo de verlas. Se las veía felices y eso me hacía feliz a mí. No me gustaba verlas mal. Me contaron cómo iban los ensayos, y como Kendall se rajó las medias al engancharselas en un banco. Esas medias eran más frágiles que el cristal, no las echaba nada de menos. También me hablaron de que se acercaba la semana de exámenes y que con los ensayos llegaban muy cansadas. Algún que otro cotilleo cayó también y después colgamos. Cerré la aplicación y me quedé mirando al temario de matemáticas que tenía abierto. No me apetecía seguir. Cerré el portátil y lo dejé en el escritorio. Me puse el pijama y me metí en la cama con el móvil.

Recordé cuando ayer Cameron se presentó en casa y yo salí a abrirle con él puesto. Antes me moría de vergüenza pero ahora me hacía gracia. Entré en la app de los mensajes y respondí a unos cuántas personas que me habían escrito. Entre ellas estaban mis padres. Les dije que todo iba bien por aquí y que no se preocuparan. Después vi un mensaje de un número que no tenía agregado.

No te pasará nada.

Decía. Ese debía haber sido Cameron. Miré su foto de perfil, era él y dos chicos más con otras dos chicas. Los cinco tenían sus tablas de surf bajo el brazo y llevaban un neopreno. Esos debían ser sus amigos. Supuse que las dos chicas eran Maddy y Hannah, y de los otros no tenía ninguna pista. Al parecer debían ser buenos amigos, por lo menos lo parecía.

Agregué a Cam a mis contactos y me acordé de que le dije a Sophie que ella también vería a los chicos australianos. Así que hice una captura de la foto y se la envié. Antes por la llamada les conté que tenía que cantar con un vecino, así que después de la foto la escribí que el chico del medio era mi compañero de dueto.

Sophie:
Madre mía Leah, me voy a coger yo también un vuelo a Melbourne.

Negué con la cabeza a la vez me reía por lo bajo. Sophie era una exagerada. Miré la foto unos segundos más antes de bloquear el móvil e irme a dormir.

 Miré la foto unos segundos más antes de bloquear el móvil e irme a dormir

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Our Last Sunset [✓]Where stories live. Discover now