Capítulo 33: llamada

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A mi abuelita le encantó el tatuaje. No se enfadó por qué no la hubiera avisado, pero sí que andaba preocupada por la posible reacción de mi madre en cuanto volviera a verme. A mí en cambio su opinión no podía darme más igual, era mi cuerpo, no el suyo. Además estaba en un sitio tremendamente disimulado. En Londres a penas se me vería con las botas.

Estaba hablando por mensaje con los chicos por el grupo que teníamos. A Hannah la habían castigado esa mañana sin salir, a Evans le quitaron la Play durante una semana. A las madres de Maddy les encantó y se pusieron una foto del tatuaje como foto de perfil. Al resto nos habían echado una buena bronca pero habíamos salido más o menos impunes. Oliver tenía que fregar durante toda la semana.

La pantalla de mi teléfono se volvió negra de repente con la palabra "mamá" arriba en el centro. Me estaba llamando. Después de casi tres meses hablando con ella tan solo por mensaje, ahora me llamaba. ¿Debería contentar? Me mordí el labio mientras intentaba pensar, ¿qué hacía? No es que precisamente se lo mereciera, pero decidí darle una oportunidad. Podría colgar en cualquier momento.

—¿Hola?

—Ay hija, menos mal que has respondido. ¡Tengo grandes noticias que contarte!

Me aparté un poco el móvil de la oreja cuando gritó emocionada. En su vida iba a cambiar.

—¿Y cuáles son?

La verdad es que las noticias que tuviera me daban igual. Estaba perfectamente a gusto en Melbourne con Kimberly y los chicos. Y seguía estudiando igual que antes, no podía ofrecerme nada que me interesase.

—Maggie me llamó esta mañana, tienen hueco para ti y quieren que vuelvas. Ya sabes que la audición para el título es dentro de siete meses. Si te incorporas ahora lo conseguirás.

El título. Un puto diploma por el que llevaba luchando toda mi vida, con el que soñaba a todas horas. Era lo que siempre había querido. Vale, puede que si tuviera algo que me interesara.

—¿Y cuándo tendría que volver? —pregunté con el corazón en la garganta.

—Hay un vuelo directo la semana que viene, te he reservado un billete.

La semana que viene, es decir, en siete días. Me quedarían 168 horas de las cuales sólo podría usar 119 ya que era una persona humana y tenía que dormir.

—Eso es muy pronto mamá.

—Lo mejor es que regreses cuanto antes, creo que ya has podido disfrutar lo suficiente. Es hora de que te vuelvas a centrar en lo importante. Alex me dijo que estabas con un chico.

Tragué saliva. Puto Alexander. Claramente había sido mi madre quien le proporcionó la dirección, de lo contrario nunca me habría encontrado. ¿Pero enserio se lo contó todo? Y él decía que me quería.

—Se llama Cameron —repuse. No era "un chico" cualquiera.

—Lo que sea, no es importante. Solo te está distrayendo y no podemos permitir eso si quieres el título.

¿Qué me estaba distrayendo? Me estaba enseñando a vivir y a amar, cosas que ella no había sido capaz de hacer. Si accedía a volver a Londres sería gracias a Cameron, no iba a consentir que hablase de él de esa forma. Apreté el teléfono con fuerza, en menos de cinco minutos había logrado enfadarme.

—Lo pensaré —dije antes de colgar.

Lancé el móvil a la cama y me crucé de brazos. Quería coger algo y lanzarlo contra la pared, algo que se rompiera en muchos pedazos. Instintivamente miré el trofeo de los delfines y las olas. No, le tenia demasiado aprecio como para hacer algo así. Traté de ser racional y entré al salón en busca de mi abuela.

Our Last Sunset [✓]Where stories live. Discover now