my prince

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Honestamente espero que te guste mucho independientemente de todo _pollovolador :c 💛




Jeno recuerda perfectamente el día en el que conoció a Renjun. Según le había contado el chino justo ese día había llegado de China, con tan sólo  una maleta y una sonrisa estaba en el aeropuerto en el que Jeno trabajaba. Se acercó a él preguntándole si Seúl quedaba muy lejos del aeropuerto de Incheon. Eso lo hizo reír y como justo su turno estaba por acabar le dijo que podía llevarlo.

Llevar a Renjun a Seúl fue lo mejor que pudo hacer en su vida, aunque al principio no lo fue tanto, el chino no tenía el mejor coreano del mundo pero se veía dispuesto y emocionado por aprender, miraba por la ventana soltando jadeos por todo lo que veía y aplaudía cuando le preguntaba a Jeno el nombre de cada edificio y el pelinegro le decía que si, que si se llamaban como había dicho.

De todo modos Jeno sabía que había algo raro, el porte del chico, como sus manos estaban en su regazo y no se habían movido de ahí ni un sólo segundo, fueron unas de las pocas que le sorprendieron.

-¿Me puedes ayudar a buscar un departamento?

Eso lo descoloco, en otra ocasión no hubiera sido amable pero Renjun era tan bonito, delicado, su piel parecía tan bien cuidada y era tan pequeñito que tenía miedo de dejarlo sólo.

-Claro, pero ¿para hoy?-pregunto mirando su reloj, ya eran las 6:30 PM.-Mejor te quedas en un hotel y...

-Oh no.-sonrió negando con su mano.-Un hotel no, no puedo.

Estuvo tentado a preguntar por que, pero decidió que eso no era de su incumbencia.

-Será difícil pero...-pensó por unos segundos y de repente recordó que su vecino de en frente se había mudado hacia dos semanas.-Creo que podría ayudarte.

Así Huang Renjun, el chico pequeño con buen porte y piel perfecta se había convertido en su vecino. Obvio esto fue un desastre al principio, Renjun parecía no saber hacer nada, ni siquiera como doblar su ropa y Jeno terminaba haciendo todo por el.

-¿Cómo no sabes hacer ramen?-gruño cuando pelinegro había tocado su puerta diciendole que tenía hambre y que no sabía como hacer nada.-Es lo más fácil del mundo.

-Sólo no se.-hizo un puchero encogiendose de hombros mientras balanceaba sus pies.-Oye Jeno...

Aún moviendo el ramen en el agua hirviendo respondió.

-¿Si?

-Quiero teñirme.

-Hazlo.-respondió despreocupado.

-Nunca lo he hecho, ¿me llevas a una tienda o...? No se, como se llame.

-¿Nunca te haz teñido el cabello?-se giro acercándose a Renjun. Su cabello era negro y brillante, lo toco sintiendo que esté era realmente sedoso.-¿Vives debajo de una piedra?

Renjun sonrió ligeramente.

-Algo así.-susurro.

-¿Eh?-pregunto confundido.

-Nada.-evadio.-Llevame, por favor.

Jeno asintió lentamente rodando los ojos.-Bien, pero me vas a dejar en paz, ¿okey? No soy tu guía turistico.

-Entendido.-colocó sus manos a la altura de su vientre e inclinó su cabeza en la postura más derecha que Jeno había visto, Renjun era simplemente extraño.

No era broma. Renjun era extraño e increible, cuando un día Jeno había descubierto que la nevera del chico estaba abastecida de alimentos porque había ido a hacer compras y por cierto, se había perdido, quiso matarlo.

Only Noren Where stories live. Discover now