Capítulo 40

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Frederick regresó horas más tarde con un semblante serio, lucía afligido y podía ver en sus ojos que estaba luchando por mantener la calma. Apreté los labios en una fina línea, lo que sea que estaba afectándole, no tenía que ser bueno.

—Hola —hablé para llamar su atención, después de regresar de la casa de Freya, estuve en la cocina revisando mi trabajo. Frederick no respondió, fue directo a la alacena y sacó un vaso para servirse agua, después la bebió, colocó el vaso en el lavabo y luego tomó asiento frente a mí.

La forma en que estaba actuando no decía mucho, salvo que había tenido un mal momento, contuve mis ganas de preguntarle si todo estaba bien, a menudo solía hacerlo y por esta ocasión deseaba que él se animara a hablar sin que yo intentara presionar.

—Me he peleado con mi padre de nuevo.

Habló luego de un largo minuto, dejé lo que estaba haciendo en la laptop e hice los papeles que tenía frente a mí a un lado.

—¿Está molesto por lo del artículo?

—Decir que está molesto, es poco —corrigió—. Está furioso, está seguro de que el artículo ha arruinado mi reputación y no hay mucho que se pueda hacer al respecto, sé que ha habido artículos mucho peores que ese, pero mi padre se ha salido de control con este en particular.

—¿Por qué dices que se ha salido de control con él?

Pregunté curiosa. Por una razón, consideraba que el rey tenía un mal temperamento y no era una persona muy paciente, tenía pinta de que se salía fácil de sus casillas.

—Porque sabe que quien aparece en ese artículo eres tú —se vio diciendo—. Eres lista, así que no debería sorprenderte que mi padre prácticamente te detesta.

Dijo esto un tanto apenado, la mueca en sus labios me decía que no estaba para nada conforme con la situación, eso lo había sospechado desde que estuvimos a solas en el palacio de Ulriksdal, el rey estaba verdaderamente molesto y no se molestó en mostrarse de esa forma con ambos.

—¿Te ha dicho algo?

Sus ojos me miraron cansados.

—Después de la reunión que hemos tenido, nos hemos quedado en el salón discutiendo, estaba molesto por la noticia, pero sobre todo por nuestra relación, no esperaba decirlo de esta forma, pero él sabe que todo esto fue una farsa, sabe que trabajas para la empresa de Fabrizio Ahlstrom, no tengo la menor idea de cómo se pudo enterar de esto, pero lo ha descubierto todo y se ha enfadado como nunca, mi padre detesta las mentiras y créeme que aunque suelo mentirle seguido, está se ha salido de control, quizás si no hubiese descubierto que eras periodista la situación no hubiese sido tan grave, pero él cree que esto ha sido un plan tuyo para arruinarme, te ha culpado de la noticia que se publicó hoy.

La seriedad que había en sus palabras me decía que no estaba bromeando, mi rostro palideció ante ello, que el rey descubriera la verdad era algo de lo que yo no estaba lista para procesar, la tensión a nuestro alrededor era pesada y sentí un ligero marea de tan solo pensar la situación.

En definitiva, las cosas se habían salido de control, era más que obvio, a pesar de que Frederick trataba de mostrarse sereno, podía ver en su mirada que estaba luchando por mantener la calma. No podíamos ocultar la verdad para siempre, sin embargo, me hubiese encantado que la cosa fuera así, de ese modo, ninguno de los dos estaríamos pasando por esta situación.

Conocía bien las consecuencias de esto, que el rey supiera la verdad era más que tener un gran problema y que él estuviera acusándome de utilizar a Frederick empeoraba la situación. Sí el rey daba la orden de arrestarme por traición a la confianza de la realeza, nadie podía impedirlo.

Mi romance realDonde viven las historias. Descúbrelo ahora