Capítulo 12

31.8K 2.2K 281
                                    

Frederick salió de la habitación diez minutos más tarde y por suerte, había conseguido que la vergüenza se me pasara y mis mejillas ya no estaban rojas, se había colocado una simple playera manga larga de color blanco, pero se ajustaba muy bien a su cuerpo que había tenido oportunidad de admirar minutos atrás. Iríamos de vuelta a Estocolmo.

El leve sonido de la radio sonaba por los altavoces del auto, recordé nuestro pequeño karaoke dentro del auto y una sonrisa se dibujó en mi boca, moriría de ganas por volverlo a escuchar cantar una segunda vez, hasta estuve casi tentada de pedirle que cantara dentro del auto, cosa que supuse que no sucedería. Al llegar a Estocolmo, el sol se había metido, el auto de Frederick se estacionó en la cochera de la casa, la cual era un tanto similar a su vivienda, aunque esta era mucho más grande que su casa.

El motor del auto se apagó y Frederick suspiró.

—Si tenemos suerte, no nos descubrirán —dijo en mi dirección no muy convencido de ello.

—¿Crees que lo sabrán?

Imaginé que nadie, además de nosotros estaba al tanto de nuestra supuesta relación, Frederick apretó los labios en una fina línea.

—Trevor es listo, al igual que la mayoría de aquí y saben que no he estado en una relación desde hace tiempo —dijo no muy contento—. Cualquier cosa, responde corta y no des demasiada información que los haga sospechar, preferentemente, deja la situación a mi cargo.

Asentí, se formó un breve silencio a nuestro alrededor.

—¿No crees que deberíamos de tener un plan? —sugerí, las cosas improvisadas no siempre salían bien, lo sabía a la perfección, una mueca se dibujó en su boca.

—Honestamente, los planes no van conmigo.

Sí, de eso me había dado cuenta, el príncipe era espontáneo.

Suspiré.

—Mi nombre es Bethany Danielsson...

Rio.

—Eso lo sé. Pero aún no tengo claro si estás segura de que es Danielsson, tienes más pinta de ser Andersson.

Decidió molestar y lo fulminé con la mirada.

—Déjame terminar —me quejé—. Tengo veintitrés, mi color favorito es el gris, mi postre favorito es el algodón de azúcar, me encanta ir a la feria y...

—Te gustan las películas de Navidad, prefieres el sándwich sin las orillas del pan, eres demasiado platicadora y... —Fingió pensarlo demasiado—. Te pones nerviosa cada vez que estoy cerca de ti, eso también es importante.

Me guiñó un ojo y no pude evitar sonrojarme, me aclaré la garganta intentándole dar seriedad a la situación.

—En primera, mi apellido es cien por ciento Danielsson, no Andersson y creí que eso había quedado claro y en segunda, no me pongo nerviosa cada vez que estoy cerca de ti.

—¿Estás segura Andersson?

—¡Ugh! ¡Qué es Danielsson!

Solté con exasperación, Frederick bufó.

—Como sea, debemos bajar. Saben que llegamos.

—¿Cómo saben que llegamos? —pregunté frunciendo el ceño, señaló a una chica asomándose a la ventana junto a un chico, cuando se percataron de que estábamos observando se alejaron de inmediato.

—Bien, será mejor que bajemos.

Dijo abriendo la puerta del auto, hice lo mismo y caminé a su lado para poder susurrar en voz baja.

Mi romance realМесто, где живут истории. Откройте их для себя