Capítulo 20

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Pasaron dos días desde el beso entre Frederick y yo y la pequeña discusión, dos días en los que no nos dirigíamos del todo la palabra, Frederick solo llamaba a mi puerta para decirme que la comida estaba lista, comíamos en silencio y cuando se iba de casa a continuar ayudando a la señora Freya, yo decidía dar un pequeño recorrido por la residencia. Además de haber conocido al señor Bloomberg, había conocido a otros habitantes de la residencia. La señora María era una mujer sumamente agradable, ella y Freya eran amigas, me enteré de ello cuando María me invitó a su casa por una taza de café y galletas, quince minutos después, la señora Freya apareció en su puerta y las tres tuvimos una agradable conversación.

Esta mañana, fui y yo quien salió de casa temprano, no tenía hambre, sobre todo, no quería desayunar con Frederick, hoy sería nuestro tercer día sin tener una conversación sensata y estaba comenzando a enfadarme, no era bueno con esto de los silencios, pero Frederick no daría su brazo a torcer con facilidad, continuaría con esa actitud seria y distante, si íbamos a continuar de esa manera, en lo único que podía pensar era en volver a casa, todo esto estaba comenzando a ser abrumador y completamente absurdo.

—Hola, Beth, ¿Cómo estás hoy? —me preguntó la señora Freya cuando me vio acercarse a su casa. Había decidido en salir a correr un poco por los alrededores para tratar de aclarar mi mente, ya había dado tres vueltas por los alrededores y estaba dispuesta a dar una cuarta si no fuera por ella. Detuve mi paso frente a su casa.

—Hola, Freya, estoy bien, ¿y tú?

Sonrío.

—También estoy bien. Es una linda mañana, ¿no te parece? —preguntó sosteniendo con fuerza la taza que tenía entre sus manos, asentí, ella se acercó más donde estaba—. ¿Tienes planes para hoy? Estaba por preparar hot cakes ¿te apetece desayunar?

Pensé en negarme, realmente quería dar esa cuarta vuelta, pero no quería ser grosera por lo que terminé accediendo y entre a casa con ella.

—¿Frederick no está contigo? A él le encanta correr por las mañanas —dijo mientras nos dirigíamos hacia la cocina, apreté los labios en una fina línea.

—Debe de estar en casa aun dormido.

O quizás no, el príncipe se levantaba temprano. Freya asintió de nuevo y se movió con agilidad por la cocina mientras sacaba los ingredientes para preparar los hot cakes.

—¿Necesitas ayuda? —pregunté y ella negó.

—No hace falta, tengo todos los ingredientes listos, solo falta batirlos. —asentí mientras ella mezclaba todos los ingredientes—. Probablemente ocupe ayuda para untarles mantequilla, pero eso será más adelante. Toma asiento.

Dijo y accedí, retiré una silla de la mesa y me senté en ella mientras la veía preparar el desayuno.

—Cuéntame, ¿te está gustando vivir aquí? —preguntó, era una pregunta inesperada, aun así, la respondí.

—Me resulta agradable, todos aquí tienen una vibra agradable y me parece que son muy afectos entre todos, hay una buena convivencia.

—Así es, todos nos vemos como familia —dijo con orgullo—. Incluso Frederick es como un miembro más, siempre fue como el hijo de todos.

Sonreí.

—Parece como si todos lo quisieran.

Desde que había estado platicando con los demás residentes, era más que evidente que estimaban a Frederick, nadie tenía un mal comentario que hacer sobre el príncipe, podía asegurar que todos tenían un gran cariño por él.

—Bueno, lo conocemos desde niño. Su abuelo, el rey Carl, fue quien se había mudado aquí cuando la residencia se fundó por primera vez, había comprado la casa donde Freddy y tú viven y él siempre solía venir a visitarlo, pasaban demasiado tiempo juntos, estoy segura de que el rey lo veía como a su hijo más que a su nieto, lo adoraba y por supuesto que todos nosotros le empezamos a tomar cariño cuando comenzamos a tratarlo, es un buen chico, algo testarudo y caprichoso de vez en cuando, pero tiene un noble corazón.

Mi romance realDonde viven las historias. Descúbrelo ahora