Capítulo extra - 2

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Frederick

─¿Majestad? ¿Ya ha seleccionado al personal que lo asistirá en la ceremonia de la próxima semana?

Preguntó Mark, se sentía raro que utilizara ese titulo ostentoso en mí, toda mi vida me críe con el título de alteza y aunque sabía que por derecho me convertiría en el rey de Suecia ─aun cuando intentaba buscar miles de motivos para no serlo─, se sentía raro ser llamado majestad.

Había pasado un año desde que asumí el trono y le propuse matrimonio a Beth, quien también, solía sentirse extraña siendo tratada como la reina.

Quién diría que la chica periodista que alguna vez irrumpió en mi palacio me robaría el corazón desde el primer día en que la escuché hablar.

─Los mismos de siempre Mark y por favor, sabes que prefiero que me llames Freddy ─Me críe con Mark desde que era un niño, le tenía mucho cariño y encontraba extraño que utilizara mi titulo a la hora de dirigirse a mí.

─De acuerdo, Freddy. Les informaré al servicio entonces.

Di un asentimiento y continúe revisando los papeles que tenía conmigo, llevaba horas trabajando en ello y en lo único que podía pensar era que quería tomar un respiro, pero debía sacar el trabajo adelante como de costumbre y era terco a la hora del trabajo, me gustaba que las cosas se concluyeran lo que el papeleo sobre mi escritorio me mantendría aquí un rato más.

Bethany y Ryleigh habían ido a cabalgar un rato, estaba comenzando a sentirme un poco celoso de mi pequeña hermana por pasar más tiempo con mi chica porque desde que nos mudamos al palacio y dejamos de vivir en la residencia, ellas pasaban mucho tiempo juntas.

Muchas cosas habían cambiado en el palacio cuando asumí el trono, papá se había ido de Suecia y aunque mamá había aceptado quedarse, pasaba meses fuera del país con intención de darnos espacio, en cambio, Ryleigh adoraba estar aquí y Bryson, no sabía mucho sobre mi hermano salvo lo que los medios de comunicación mostraban sobre él a veces, a pesar de que los dos habíamos hablado sobre nuestras diferencias y una parte de mi lo perdonó, ambos sabíamos que las cosas entre los dos siempre serían diferentes y aunque la comunicación fuera formal, no existiría una relación cercana, no por rencor o por odio, sino porque a veces es mejor tener a ciertas personas distantes aun cuando las cosas parecen ir bien.

Harto de mi trabajo, decidí tomar un respiro de él y salir hacia los establos, hacia tiempo que no cabalgaba y aunque le había enseñado a Bethany hacerlo, yo solamente me unía a sus cabalgatas esporádicamente.

─¿Montará, majestad? ─Me preguntó un joven hombre que se encontraba en el establo cepillando a uno de los caballos, le ofrecí una amigable sonrisa al tiempo en que asentí. Cepillaba a una hermosa yegua negra.

─Dime, ¿ha estado aquí antes? ─Pregunté porque nunca me pareció verla entre los caballos que teníamos.

─Es nueva majestad, un regalo del príncipe Mountbatten ─enarqué una ceja, el chico tenía que ser más específico porque aún quedaban dos príncipes en el reino de Inglaterra─. El príncipe Eric la ha enviado como regalo a la señorita Bethany ─comenzó a explicarme─, llegó hace tres semanas.

─¿Crees que las posibilidades de que me deje montarla son nulas? ─Pregunté curioso, era de verdad hermosa, Eric tenía un buen gusto para escoger caballos.

─Ya ha sido montada, alteza, puede estar seguro de que no tendrá problemas.

Me aseguró el chico, le pedí que la preparara porque quería cabalgar y buscar a las chicas, veinte minutos después, salí de los establos en dirección a los jardines.

Mi romance realWhere stories live. Discover now