Capítulo 45: Lo sé

718 50 7
                                    

Advertencia +18. Nunca está de más avisar...


Toda la mansión estaba en penumbras, solo la luz de una hermosa luna llena traspasaba aquellos enormes vidrios templados ubicados estratégicamente para permitir tal espectáculo. Algunos Aethonan podían verse merodear en los alrededores, en los jardines, junto a unos esplendidos Granians que brillaban aún más con sus pelajes platinados resplandecientes.

Pero Harry estaba cautivado por la belleza que representaba Draco en ese momento. Con su piel aún más pálida que, al por fin poder tocarla con libertad, pudo confirmar que era tan suave como la seda de sus sabanas. Harry estaba en la gloria salvo por esas prendas que aún le impedían contemplarlo por completo.

Parados apenas unos pasos fuera de la chimenea recién inaugurada en la Red Flu gracias a las influencias de Hermione, se encontraba un muy desesperado Draco, vistiendo su pijama, buscando incitar a un muy aturdido Harry que no lograba salir de su asombro por tal arrebato del platinado.

La mirada de acero fundido que Draco le propinaba fue un detonante de lo más convincente para dejarse llevar y complacer al poseedor de aquellos ojos grises que encandilaban bajo la luz de la luna.

Sus manos, hasta ese momento laxas por el desconcierto, se aferraron a la cadera estrecha de Draco para atraerlo hacia su cuerpo con ninguna sutileza mientras las del otro repasaban con suavidad cada milímetro de su torso y espalda que estaban al descubierto luego de su ducha. Todo eso acompañando a un arrebatador y profundo beso que no hacía más que dejar en claro lo mucho que habían estado esperando que eso sucediera, y no se referían a estos escasos días luego del reencuentro, sino a esos largos años de deseo reprimido que tuvieron que camuflar por el bien del otro.

Gruñendo de frustración, la camisa de Draco es abierta con tal fuerza que los botones comenzaron a hacer eco en la sala mientras caían al piso de madera lustrada al ser desprendidos de ella, pues Harry solo quería llegar a su objetivo sin intromisiones. Aquel cuello estilizado que era capaz de mantener en alto esa cabellera orgullosa y egocéntrica que tanto le fascinaba pues era uno de sus fetiches más anhelantes. Harry lo sorbió con fuerza, sin importarle las muchas huellas que pudiese dejar después. ¿Qué otra cosa mejor que dejar su marca en su pareja para demostrarle a todo el mundo cuanto lo amaba?

Pero eso no era suficiente, aunque para Draco significara poner todo su esfuerzo para ahogar sus gemidos vergonzosos a los que Harry parecía estar impaciente de escuchar. Con aquella tela ya en el suelo, Harry repasaba sus manos por toda la espalda de su platinado, cada centímetro iba a ser cubierto y los suspiros de Draco le dejaban claro que él también lo sabía.

Draco por mientras, intentaba pensar cómo había sido posible que, con todo el ajetreo brusco, aquella toalla seguía aferrada a la cadera del moreno con tanto ímpetu. Si había algo en ese momento que odiara, era aquella simple tela húmeda que no lo dejaba deleitarse como debía ser. Pero nada que un simple roce malintencionado no pudiese resolverlo.

Haciendo fuerza para distanciarse de Harry, demasiada fuerza ya que éste parecía querer impregnarse en su piel, puede al fin admirar aquella anatomía que tanto había tenido que imaginarse dentro de sus fantasías, quedando ahora más que satisfecho, quizás mucho más que eso pues su sonrisa no dejaba mentirle a Harry que le agradaba todo lo que veía, y el moreno le devolvía el gesto con astucia.

Harry iba a arrebatar un beso de sus labios, pero Draco se lo impidió al frenarlo con sus manos en su pecho. Un frunce en el entrecejo del moreno le hizo bufar divertido, decidiendo complacerlo con no más que un beso al aferrarse a sus manos que habían atrapado su cadera. Harry no daba tregua al pretender devorar sus labios que poco a poco comenzaban a adormecerse con placer.

Donante de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora