Capítulo 28: El Príncipe

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Luego de la devastadora guerra, ser el hijo del mortífago más fiel de Riddle no dejaba muchas puertas abiertas, y si las había, te las cerraban en la cara con una obviedad que te provocaba un retorcijón de impotencia en el estómago. Dietrich Nott me había dejado esa herencia, y la aborrecía en demasía. Mi padre había sido siempre un bastardo.

Intentar remediarlo tampoco era tarea fácil cuando a duras penas, y con una suma bastante sustanciosa bajo el pretexto de ser una donación, pude ser aceptado en la academia de leyes. Los otros chicos no habían corrido con la misma suerte, aunque les resultara más fácil ingresar, sufrían de la misma indiferencia que prodigaban profesores y estudiantes.

Como podíamos, nos las ingeniábamos para seguir adelante, o al menos lo intentábamos.

- Lo siento, pero ya no me quedan esos libros disponibles – dijo el bibliotecario de la academia una tarde cuando pretendía seguir con mi investigación para un trabajo de criminalística mágica. No estaba de buen ánimo dicho mago, y ahora recordaba la razón por la que pedía mis libros por correo mágico.

- ¿Qué? Aquí dice que quedan dos ejemplares en la reserva – cuestiono al ver la lista de libros y sus retiros. Maldiciendo al auror que nos había dado la sugerencia de tomar prestado ese libro en la clase magistral que nos había brindado este mismo día.

- Te dije que no hay más – replica el mago con desprecio y fanfarronería.

- ¿Sucede algo? – interrumpe la voz de Harry que se aparece cargando un par de libros en sus manos.

- Auror Potter, que gusto verlo de nuevo – saluda con entusiasmo el recepcionista. Sacándome un gruñido de frustración que Potter capta al instante – Solo le hago entender a este señor que no hay libros para él.

- Los hay, que tú no quieras dármelos es otra cuestión que tratar – rezongo descaradamente, ya no estaba para soportar esa clase de humillaciones.

- Seguro que todo es un malentendido. ¿Verdad, Laugthen? – exclama Harry intercambiando unas intensas miradas con el castaño que parecía estar hipnotizado y aterrado a la vez.

- Para estar seguro podría fijarme en la despensa por si alguno de los empleados lo archivó en otro lugar por equivocación – dice de inmediato ese tal Laugthen, dejándome sorprendido y confundido a la vez, mientras lo veía adentrarse hacia la parte trasera de la biblioteca por entre los estantes enormes que decoraban todo el lugar.

Al mirar a Harry, me sonríe con complicidad antes de ponerse a hojear los libros que tenía en su mano. Hasta ese momento me percaté de lo sospechoso que era encontrarlo en ese lugar siendo ya un auror recibido e incluso nominado a ser el próximo jefe de Aurores como lo había mencionado el otro auror durante la clase.

- No sabía que te interesaba la criminalística. Draco me comentó que estaba seguro de que seguirías los pasos de Pansy – dice Harry como quien rompe la tensión del momento.

- Solo quería evaluar mis opciones. Hoy recibimos una clase de un auror, parecía preocupado porque no tenían suficientes letrados que los defendieran con cada desastre que arman – digo con sorna consiguiendo un bufido de Harry.

- Competentes no hay, sin ánimos de mentirte. ¿En serio te interesa? – cuestiona intrigado.

- Si, pero...

- Genial. Te meteré en mi equipo entonces, si estás de acuerdo, claro – dice interrumpiéndome.

- No creo que sea buena idea...

Donante de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora