Capítulo 30: El Verdadero Infierno

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¿Cuándo me di cuenta de que amaba a Potter? Era la pregunta que mis amigos me hacían una y otra vez para intentar creer que lo que les había dicho hace unos meses era una verdad tan pura como mi sangre, y estaba seguro de que lo era. Fue gracias a su sectumsempra, irónico de solo pensarlo, pero recibir un golpe mortal a manos de Harry fue lo más maravilloso que había sentido en esos días en los que sufría las torturas de todos, morir a manos de Harry me había hecho sentir feliz a pesar del pánico de ese momento cuando me di cuenta de que dejaba a mi madre en manos del inepto de mi padre y Bellatrix.

Estar varios días en la enfermería a solas fue algo que me dio el tiempo para darme cuenta de que algo sentía por Harry, claro que no supe que era precisamente amor, pero no era algo que significara odio o desprecio. Esperanza era una definición más parecida.

No pude, simplemente eso. Tenerlo en mi mansión esa noche fue tan sorpresivo como el no delatarlo. Negarlo me pondría en evidencia ante mi tía, ambos nos conocíamos bastante bien y su locura no era algo para dejar de lado. También pondría en evidencia a mis padres, por lo que decidí solo responder con otra pregunta que, valiéndome de la emoción del momento por descubrir una esperanza para el Lord, según pensamientos de mi tía, ella misma se encargó de desviar el tema. Harry se dio cuenta, era más que obvio que por más desfigurado que estuviese esos ojos eran inconfundibles.

Le recriminé mentalmente por no haber preparado algún glamour al menos para aparentar, pero si los habían atrapado fue por estar desprevenidos o una mera casualidad. Lo que no pude evitar fue la tortura de Granger, pero sabía que Bellatrix era inteligente y no la llegaría a matar, tampoco la dejaría agonizante. Todo pasó tan rápido que se fueron como llegaron.

Después lo volví a ver en la sala de menesteres. Estaba rabioso, claro que sí, pero quería mi varita. La necesitaba aun ignorando el cómo fuese a terminar esta guerra. No podía defender a mi madre sin ella y luego de que se la llevara, mi madre tuvo que ofrecerme la suya dejándola a merced de su hermana, no iba a permitirlo. El idiota de Goyle se dejó llevar y nos batimos a duelo antes de que dejara salir el fuego maldito tan inocentemente estúpido.

Sin duda no era tan tonto como para no saber que el motivo de que Harry me salvara en ese momento no era más que saldar su deuda por no delatarlo frente a Bellatrix. El que sí parecía tonto era Harry, realmente no sabía lo que tenía en su mente para hacerse matar en el bosque estando solo, aunque, claro, en ese momento todos pensamos que solamente había sobrevivido sin sufrir daño alguno como cuando era un bebé. Que un año después me dijera que en verdad había estado muerto y que mi madre lo había ayudado a fingir para luego salir victorioso era sorprendentemente bizarro.

Aun así, en esos segundos en los que lo vi muerto en brazos del gigante no pude dejar de pensar que todo estaba perdido. Siendo realistas todos lo habíamos llegado a pensar. Escuchar el llamado de mi padre me hizo sentir repulsión por el mismo, todo esto era su culpa, Harry estaba muerto por su culpa y solo quería matarlo si no estuviese rodeado por montones de mortífagos a su lado.

El llamado de mi madre lo cambió todo. Al verla a ella no pude más que recordar que estaba sin varita y su mundo en ese momento se veía más alentador del lado oscuro. No me hubiese molestado morir en el bando de la luz pues con Harry muerto el sentimiento de esperanza quedaba evaporizado, pero era mi madre. Lo único que me quedaba y estaba indefensa, no la dejaría, aunque me dijesen cobarde de por vida. Si ver el cuerpo de Harry no me hubiese sensibilizado tanto como lo creía posible en ese momento, me hubiese percatado el brillo de esperanza que había en los ojos de mi madre.

Después de llegar a los brazos de mi madre fue todo confuso. Lo único que pude saber es que la batalla se había reanudado y no podía salir de mi ensoñación al escuchar la voz de Harry lanzando hechizo tras hechizo. Mortifagos y carroñeros huyendo al enterarse de que otra vez Potter había sobrevivido a la maldición asesina, porque, a pesar de no haber estado presente, estaba seguro de que Voldemort no usaba otra clase de maleficio.

Donante de AmorWhere stories live. Discover now