Capítulo 38: Vacaciones Frustradas

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Estaba furioso y eso dejaba a todos con la boca abierta, jamás me habían visto tan callado y malhumorado. Incluso de bebé decían que era adorable y solo sabía sonreír a cualquiera que tuviera enfrente, pero no esta vez.

Medio año había pasado desde que papá se había alejado de todos. Las vacaciones de verano habían llegado y nada pintaba como lo teníamos planeado pues estaba en la madriguera Weasley y no donde debería estar, con papá.

Al parecer, papá tuvo un accidente del cual muchos detalles no quiso darme por escrito, se la pasó estas últimas semanas diciendo que estaba bien y solo eran raspones, pero que Buckbeak habría sufrido una herida grave en su ala por haberlo protegido y papá se sentía culpable por eso ya que, como consecuencia de su descuido, el hipogrifo no podría venir a buscarme, y por lo tanto, no podría verlo a ninguno de los dos, ni a Luxen que también me estaba esperando ya que le era imposible volar. Luxen era un dragón rescatado de unos traficantes que solo estaban interesados en sus huevos que tenían gran valor en el mercado negro.

Si tenía suerte, papá revisaría que Buckbeak estuviese lo suficientemente sano a finales de las vacaciones, pero no lo creía posible. Aun así, sospechaba que papá no quería que lo viera herido y eso me asustaba aún más debido a que estaba solo.

En lugar de pasar unas geniales semanas con papá y toda la reserva repleta de criaturas mágicas que eran de la envidia de Euan, debía pasarlo con mi abuela y todos los tíos habidos y por haber, eran tantos que hace mucho había dejado de contarlos porque parecían aparecer más luego de cada reunión familiar.

Claro que también tuve que aguantar todo el discurso de tía Hermione sobre la misteriosa ausencia de papá, pues hasta el momento ninguno se había dignado a contarme algo al respecto. Obviamente no me molestaba porque sabía dónde, cómo y por qué estaba papá donde estaba. La abuela aceleró el proceso diciendo que ya me había contado parte de la historia, y a mí solo me quedaba fingir la furia inexplicable para disimular todo el engaño.

Cada uno se encargaba de hacerme saber lo dolido que estaban por la partida de papá, y sus caras lo demostraban en el momento. Todos lo extrañaban. Papá me lo había advertido, que me cuestionarían cualquier información que les pudiese dar para buscarlo, pero por razones lógicas para ellos, no esperaban demasiado de mí por estar en Hogwarts aislado de todo el embrollo, supuestamente.

Aun así, lo que me llenaba de rabia era verlos tan sonrientes aun sabiendo que papá estaba solo y herido, sufriendo del dolor al no poder sanarse con magia. Hasta ese momento no me había preocupado en pensar si papá tendría pócimas para sanarse si las necesitaba, como era esta la ocasión, procuraría pedirle a la abuela que me diera para enviárselas o llevárselas en lo posible.

Estaba aterrado. Después del ataque cerca de la mansión Black temo por su vida cada día que pasa. Incluso le escribo a cualquier hora del día por no querer esperar hasta la noche para saber que está ahí, que está sano y salvo rodeado de todas esas bestias e incluso un dragón.

Más allá de todas las protecciones que tenía rodeando la propiedad, cualquier cosa podía pasar dentro y nadie lo sabría ya que, nadie más que yo podrá encontrarlo.

- ¡Qué alegría! – escuché de pronto a la abuela Molly gritar con emoción mientras se ponía de pie.

Todos estaban eufóricos saludando a tío George y a la nueva tía, Pansy. De tanto pensar en papá había dejado de prestarle atención a todos en la mesa mientras comíamos el postre, un pastel de chocolate y fresa, especialidad culinaria de la abuela Andrómeda y tía Cissy, quienes se habían hecho inseparables en mi ausencia.

Donante de AmorWhere stories live. Discover now