Donante de Amor

Capítulo 21: Año nuevo de Quidditch

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Un Potter siempre cumple sus promesas, de eso no me cabían dudas después de que Harry cumpliera con mi regalo de navidad, la primera que alguna vez pasé con él. Un pase para un palco privado en el estadio de quidditch que se había preparado ese año con sede en Londres como un evento extraordinario que ameritaba celebrar el fin de la guerra y la victoria sobre Riddle.

El lugar estaba a rebosar de gente fanática gritando y vitoreando para que comenzara el partido, por un lado, abundaban los colores negro, verde y rojo, correspondientes a Malawi; por el otro los colores verde, amarillo y rojo representando a Senegal. Ambos países africanos eran los finalistas del mundial, pero había gente de todo el mundo. A Harry, por ser auror, le habían permitido disfrutar del último partido ya que en los anteriores tuvo que formar parte de la seguridad que brindaba el ministerio.

Increíblemente, se las había ingeniado para traer a Blaise, Theodore y Pansy con nosotros, además, claro, de Hermione, Ronald y Ginevra. Neville y Luna no habían podido asistir ese día, pero habían estado los anteriores disfrutando con los Weasley y Granger. Todos juntos en el mismo palco disfrutando de los mejores lugares del estadio.

Kingsley estaba narrando un corto, pero aun así no dejaba de ser aburrido, discurso sobre las consecuencias que había dejado la guerra, del cual nadie estaba escuchando porque la gente solo respondía a la emoción de saludar a los jugadores que ya estaban en sus lugares esperando la orden para comenzar. Pero todos en el palco, nos preguntábamos dónde estaría Harry en ese momento, al menos hasta que escuchamos de boca del ministro de magia su nombre.

Los vítores de toda la gente parecían hacer temblar toda la estructura del estadio al ver aparecer a Harry Potter vistiendo su traje de auror y montado en su saeta de fuego seguido de una enorme imagen de una snich creada de fuegos artificiales que lo perseguía con la intención de comerlo mientras ésta se abría y cerraba, recorriendo así todo el estadio recibiendo los saludos de todos a su paso. De pronto, cuando Harry estaba por llegar en centro del campo, con su varita lanza un Expelliermus sobre el cofre de las pelotas del que salen la cabeza de un león y de un guepardo para pelear por quién devoraba la snich que perseguía a Harry, mientras éste se bajaba de la escoba y saludaba a los capitanes y al árbitro, y cruzaba un par de palabras con ellos.

"¡Que comience el partido!"

Exclamó Kingsley a la vez que los árbitros liberaban las bludger y lanzaban la quaffle, Harry sería quien soltaría la snich ante la indicación del árbitro en ese momento. Aun con todos los jugadores volando por el campo, la gente aclamaba a Harry en sus cánticos mientras lo veían salir del campo acompañado por dos Aurores que se acercaron para resguardarlo, aunque era Potter, no necesitaba de ningún respaldo.

Aun con Harry de camino al palco donde los chicos lo felicitan por su presentación, los festejos no cesaron y el partido seguía como si nada.

- Creí que no te gustaba ser la mascota del mundo mágico – cuestioné irónicamente a Harry cuando se pone de pie a mi lado para luego apoyarse en el barandal para observar el partido.

- Sigue sin gustarme, pero al menos esta vez ningún maníaco me perseguía con un avada kadabra – dice entre risas chocando mi hombro con sutileza para volver enfocarse – Intenté convencerlo para que me acompañaran, pero decidió que era mejor tenerlos al resguardo y representarme como parte del grupo de Aurores que protege el mundo mágico así la gente recupera la confianza en ellos, o al menos eso fue lo que me dijo – explica encogiéndose de hombros sin perder la sonrisa.

- ¡Oye, Harry! Tienes que conseguirme una cita con la cazadora de Malawi – exclama Blaise socarrón.

- Quizás pueda conseguirte meterte a los vestidores. Me dijo que la fuera a ver luego de ganar el partido para festejar – confiesa Harry con picardía, logrando que todos carcajearan por la inusual osadía de alardear al respecto.