Donante de Amor

Capítulo 2: La Primera

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Fue muy difícil reconocerlo, hasta que estuvo más claro que una poción de Felix Felicis, porque Harry sin duda parecía tener una sonrisa propia de la misma poción, aunque eso me llevara varios años en notarlo. No era normal su comportamiento.

- ¿Te das cuenta verdad? – interrogué al auror que estaba sentado en la camilla mientras le untaba uno de mis ungüentos para curar las heridas de su brazo derecho - ¿Cuántas veces van este mes? – vuelvo a preguntar, esta vez levantando la mirada para cruzarme con sus bellos orbes verdes que tenían una expresión tranquila y a la vez inquietante.

- Cinco – lo escucho responder a Harry, suspirando resignado como si estuviese quitándose una carga muy pesada de su pecho, eso era habitual en él. Siempre preocupándose por los demás, pero esta vez, descubrí su carga más pesada.

- Cinco veces caído en desgracia en tus misiones – pero sé que fueron ocho veces, aunque tres no eran misiones para ser precisa - ¿Acaso necesitas de nuevo tus viejas gafas para evitar que un maleficio accidentalmente a propósito te pegue, Auror Potter? – cuestiono astutamente mirándolo de soslayo – Porque juraría que te he visto atrapar snich mucho más pequeñas aun haciendo malabares en tu escoba – agrego con picardía.

Nunca se atrevió a decirlo a todo pulmón, pero se cuáles son sus sentimientos ahora. Durante años Harry se hizo de muchos amigos, tantos que era fácil para él ocultarse entre ellos, para solo preocuparse por uno en especial. Tanto que hasta Ronald se ponía celoso a veces, cuando Hermione no podía distraerlo lo suficiente para darse cuenta. Incluso creo que ellos no lo saben con seguridad. Harry enamorado de Draco.

- Es la última vez, Luna – lo escucho decir con un tono de melancolía.

- ¿Qué me asegura eso? – pregunto intrigada, no es normal su seriedad.

- El fin de semana me voy a Rusia – confiesa con un atisbo de sonrisa y gesto de preocupación.

- ¿Qué? ¿Desde cuándo Harry Potter se toma vacaciones? – algo iba mal.

- Soy el nuevo jefe de Aurores del ministerio ruso – esta vez sonríe con más ganas, pero yo no puedo evitar fruncir el ceño.

- ¿Es en serio? – Harry asiente suspiroso nuevamente, clavando su mirada en mi mano. Imito su gesto y reacciono al fin, mi anillo de bodas. Ahora si lo entendía, hacía un mes que Draco Malfoy se había casado. Su amor secreto, pero también su amigo. Harry estaba dolido - ¿Se lo dijiste? – cruzamos miradas de soslayo, él evaluaba correctamente la pregunta, pero niega con la cabeza sutilmente.

- Quería que fuera el primero, pero no me dejaste opción – responde con un toque de broma y reproche.

- ¿Estás seguro? – vuelvo a interrogar luego de unos segundos de silencio, no sabía bien cómo reaccionar, impedirle que se fuera era algo inútil, era Harry después de todo. Lo terco no se le había ido nunca – ¿Por qué tan lejos?

- Es transferirme o matarme por un Accio – dice con ironía alzando sus hombros restándole importancia a un asunto tan complicado, no quiero imaginarme como se sentirán los demás – Me estoy volviendo loco, Luna – confiesa suspirando y mirando al techo cansinamente. Se le notaba agotado, vaya a saber cuánto tiempo venía ocultando esto, y ahora actuando a las espaldas de todos. No sabía que decir, solo me quede observándolo, él parecía repensar de nuevo todo. – Ya estaba cansado de las misivas que me mandaban para que fuera. Tienen todo un banquete para cuando llegue. Ya no pude más y acepté. Antes tenía motivos de sobra para rechazarlos.