Capítulo 12: Hospital

684 58 6
                                    

-------- ---- ------ ------

"Tienes que desearlo" "Conoces el conjuro" "Hazlo"

Son las frases que me repetía constantemente en mi cabeza. Solo me atreví a confesárselo a una persona, la cual me dijo que está bien que lo hiciera, que las recordara siempre, pero que lo hiciera en la manera en la que debía hacerlo.

"Recuérdalas para que nunca olvides que no eres como él. Para que recuerdes cómo te resististe a caer en su tentación. Y todo estará bien."

Su consejo había funcionado en cada misión a la que asistía, dándome la confianza de tener el conjuro correcto para usar, para defender a mis compañeros, para tener la confianza en mí mismo y jamás arrepentirme de lo que hacía. Casi siete años habían pasado y aún seguía usando su consejo, hasta lo usaba como un consejo para cuando entrenaba a cadetes. Pero esa noche la tentación me ganó. No solo lo deseé, no solo conocía el conjuro, sino que lo hice y, lo más extraño, no me arrepentí de nada. Pero aun así él me dijo "Todo estará bien".

- ¿Cómo están? – me atreví a preguntar al llegar a su lado, tomándolo por sorpresa ya que no me esperaba. No me atreví a mirarlo, sentí que lo había traicionado esa noche. Sentí su mirada recorrer mi cuerpo de arriba abajo y viceversa. Aun vestía mi traje de auror, no me había atrevido a pisar su casa.

- Están peleando. Astoria es la más afectada. Su hijo está inconsciente aun, no saben que tan mal estará hasta que despierte. Lleva dos semanas así. Están en una misma habitación a pedido de él – asentí apenas, era normal que los quisiera tener a ambos cerca, después de todo Draco estaba solo ahora – Puedes pasar. Avisé a los médicos para que te dejaran, no pusieron mucha resistencia. Tú ya sabes – intentó levantarme el ánimo con una sutileza que no era normal en él para momentos de esta inmensidad, o quizás sí.

Ronald había sido el Weasley que sacó adelante a su familia tras la muerte de Fred. Comenzó levantando a su padre de su penuria, Bill y Charlie le siguieron; Percy fue complicado, se sentía tan culpable por los problemas que había generado que hasta se había atrevido a renunciar a su trabajo para instalarse en la madriguera sin salir de allí ni para respirar el aire fresco del jardín.

Ginevra fue fuerte también, un ligero choque de hombros y un abrazo excesivamente largo fue todo lo que necesitó. George llevó algo de tiempo, cerró su tienda por un año hasta que Ronald se atrevió a robarle las llaves del local y refaccionarlo con ayuda de Hermione y Ginny, luego solo tuvo que empujarlo dentro de la tienda para que se reencontrara con Jordan y, después de un par de lamentos, pusieron todo para levantar Sortilegios Weasley.

Por último, y no menos importante, Molly. Con ella era sumirse en un mar de depresión constante, Ronald casi se da por vencido hasta que me atreví a intervenir, le presté la piedra para que viera a su hijo de nuevo. No sé exactamente lo que pasó ese día, porque Ronald la llevó a la orilla del lago dentro de los terrenos de la madriguera, solo me mantuve a unos metros considerables para darles privacidad mientras montaba guardia por si necesitaban ayuda; pero supuse que todo salió bien cuando los vi regresar y ser invadido por el cálido abrazo de Molly y, a la mañana siguiente, escucharla canturrear mientras preparaba el mejor desayuno que una vez un Weasley se atrevió a probar. En cuanto a Ronald, después de lograr todo eso, solo necesitó de un fuerte abrazo de toda la familia unida incluida Hermione, a quien se atrevió a pedirle matrimonio en esa ocasión.

- Todo estará bien, Harry. Ya has venido hasta aquí. Necesitas verlo. Es tu amigo, ¿no? – me tomó dos minutos y un par de palmadas gentiles en mi espalda para poder asentir dolorosamente ante ese cuestionamiento.

Supe reconocer el tono indiscreto camuflado en su pregunta, pero no era el momento para tener esa charla, ni mucho menos el lugar.

Tuve que voltear a verlo segundos antes de abrir la puerta para tomar el valor suficiente. Ronald estaba de brazos cruzados, apoyado de lado en una de las paredes, también vistiendo su traje de auror puesto que seguía en servicio. Su asentimiento fue todo.

Donante de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora