De nuevo

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Levi bajó de su lexus negro agotado, tenía las piernas cansadas y estaba realmente exhausto. Por algún motivo desconocido Kenny había estado muy suscebtible hoy, y lo había pagado poniendo a Levi a hacer un entrenamiento físico realmente intensivo.

Por suerte al fin volvía a casa, con su hermosa esposa que seguía de baja maternal, y sus dos adorables bebés. Estaba deseando tenerlos a ambos entre sus brazos, besarlos y aspirar su delicioso olor a bebé, acariciar su suave piel de melocotón.

Y deseaba ver a su esposa, besarla y acariciarla, rodearla con sus brazos en el sofá mientras ella se apoyaba en él y le hacía un resumen de su día con los bebés. La amaba tanto que le temblaba el corazón en el pecho de amor por ella.

Y estaba preciosa ejerciendo de madre. Verla con alguno de sus bebés en brazos hacía que se le cayera la baja embelesado.

Ellos tenían algunas fotos de la boda impresas en grandes lienzos, colgadas en las escaleras, la biblioteca y su habitación. Eran preciosas y le hacían sonreir cada vez que las veía.

Pues bien, ahora su nuevo objetivo era hacer dos de esos enormes lienzos, cada uno con una fotografía en la que saliera su hermosa Hanji con uno de sus bebés acurrucados en brazos.

Caminó cansado hasta la casa por el caminito de piedra que conectaba el garaje con el edificio principal. Estaba agotado, solo quería ponerse el pijama y las zapatillas y acurrucarse con su esposa, sus bebés y alguno de los gatos. Por suerte se había duchado en el centro de entrenamiento y no tardaría más de unos minutos en cambiarse. Y después... cena con su família y mimos en el sofá o la cama.

Se moría de ganas.

Levi abrió la puerta de entrada con las llaves, cerró la puerta detrás de él y las dejó en un cuenco en el recibidor. Se agachó para quitarse los zapatos a la vez que hablaba en voz alta:

- Estoy en casa cariño!

La aguda voz de su esposa le respondió desde la cocina:

- Hola amor! Ahora voy, estoy ocupada con la cena ahora mismo!

Uno de los cordones de los zapatos se había atascado en un nudo bastante prieto, Levi forcejeó con él mientras le respondía a Hanji:

- Tranquila! Ahora voy a ayudarte.

Hizo fuerza con sus dedos, sintiendo como el cordón le rozaba levemente la piel, y al final consiguió desatar el nudo. Suspiró aliviado, estaba tan cansado que hasta hacía un embrollo con sus zapatos.

En ese momento alzó la cabeza y fué cuando se encontró con una imagen sorprendente.

Sus ojos chocaron con los bicolores de uno de sus hijos, y se él quedó inmendiatamente atrapado por ellos como si fueran un imán. La belleza de los hermosos ojos de sus hijos, que combinaban lo más bello de los suyos y los de Hanji, siempre le atoraba la respiración en el pecho por un segundo.

Entonces fué cuando se dió cuenta de que esos bellos orbes se acercaban a él. Retiró la vista de los ojos y se fijo en el bebé entero.

Se trataba de Axel, vestido con un suave pijamita azul cielo con una ovejita blanca en el pecho, y lo más maravilloso de todo es que estaba gateando hacia él.

El corazón de Levi dió un brutal salto en su pecho. Hasta ahora ninguno de sus hijos, que ya tenían seis meses, había empezado a gatear.

Levi parpadeó sorprendido y no pudo evitar la radiante sonrisa que se le formó, abrió los brazos y miró a su hijo con ternura:

- Hola cielo... has venido a buscar a papá?

Axel soltó una hermosa risotada de bebé y gateó con más rapidez hacia su padre con una sonrisa en sus hermosos labios, sus mejillas con dos adorables hoyuelos.

Amantes OlímpicosWhere stories live. Discover now