Dulzura

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Hanji y Levi estaban bañándose juntos, ambos submergidos en la enorme bañera de su casa en Barcelona.

Habían llegado ese mediodía de su mini-escapada en Menorca, habían deshecho las maletas y ahora estaban ambos descansando mientras la lavadora trabajaba.

Hanji descansaba apoyada contra el fuerte pecho de su prometido, él la rodeaba con sus fuertes y poderosos brazos mientras cogía sus firmes y pequeños pechos con las manos y los masajeaba.

Sus húmedos dedos rozaban delicadamente sus pezones, lo cual le enviaba deliciosos estremecimientos de placer por el cuerpo.

Levi se llenó las manos con jabón de lavanda, hizo un poco de espuma con ellas y le agarró sus sensibles y calientes pechos, acariciándolos de forma deliciosa. Ella sintió como su vagina se humedecía y como el placer la inundaba cuando él hacía rodar sus erectos pezones entre sus fuertes dedos. Sus manos abarcaban todos sus pechos, que empezaron a hincharse por la excitación. Ella gimió flojito:

- Mmmm... amor...

Él le besó el cuello de forma lenta y sensual, ella se estremeció, él le susurró al oído con su grave y sensual voz:

- Mi prometida... mi hermosa prometida...

Hanji gimió y echó la cabeza hacia un lado, dejándole espacio a su prometido para que disfrutara de su cuello. Él empezó a sorber con delicadeza y ella se estremeció de placer:

- Amor mío... hemos hecho tanto el amor estos días...

Él empezó a lamerle el cuello, donde debía de haber dejado una hermosa marca:

- Contigo nunca es suficiente mi ángel...

Hanji gimió ante la estimulación de sus pechos, su vagina latiendo excitada:

- Mi prometido es insaciable...

Él ronroneó contra el cuello de ella y empezó a besarlo de nuevo:

- Como me gusta que me llames así...

Ella jadeó al sentir el erecto pene de él contra sus nalgas. Dios como amaba esa parte de él... y a él entero.

Ella deslizó una mano hacia atrás y agarró el caliente y pesado miembro, tan grueso en su mano... aún no entendía como lograba albergarlo y menos en celo...

Él le dió un suave beso detrás de la oreja y gimió:

- Amor... mi preciosa prometida...

Ella jadeó de placer y empezó a acariciar el suave y ardiente pene. Levi apretó sus pechos con fuerza y empezó a moverlos en círculos, entonces dirigió las llemas hasta sus erectas aureolas. Ella se estremeció de placer y de anticipación.

En ese momento sonó el timbre. Y no solo una vez, muchas, y sin parar.

- Tch. Mierda...

Hanji gimió cuando las manos de su prometido dejaron de acariciarla, soltó el grueso pene.

Levi frunció las cejas cabreado y empezó a salir del agua. Las gotas chorreando por su hermoso cuerpo, acariciando sus músculos y goteando de la cabeza de su erecto pene.

- Quién narices es? Y porque no para de llamar al timbre? Tch. Maldita sea...

Hanji se deslizó hasta el borde de la bañera, acercándose a él. Levi le dió un suave beso en los labios mientras se ataba el albornoz, cubriendo su desnudez:

- Permanece aquí cariño, me desharé de quién sea que este en la puerta y volveré, entonces seguiremos donde lo dejamos...

Ella asintió y observó sus pectorales, duros y sexys, entreviéndose por la abertura del albornoz. No podía creerse que estubiera prometida al hombre más sexy del mundo, y que este la amara tanto.

Amantes OlímpicosWhere stories live. Discover now