Elección

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Levi estaba en la biblioteca, en la tercera planta, los enormes ventanales de cristal detrás de él, con una fantástica vista de la parte trasera del jardín y la piscina.

Ahora que lo pensaba eso le iría bien cuando él y Hanji tubieran un montón de niños que se pasaran el día correteando y jugando en el jardín, podría vigilarlos desde allí arriba.

Él ahora se encontraba de espaldas a los cristales, sentado en una cómoda silla de piel con el maravilloso escritorio de roble delante, donde hacía ya un tiempo él y Hanji habían tenido un estupendo y caliente sexo, con ella estirada boca abajo en la madera y él penetrándola salvajemente mientras su princesa gemía y se agarraba a la madera desesperada. Fué el primer lugar donde la mordió mientras lo hacían... y donde ella lo mordió a él.

Ese pensamiento lo calentó aún más. Se encontraba delante del Mac buscando lugares para la luna de miel con su princesa.

Él tenía muy clara una cosa. Su luna de miel no iba a ser como el viaje a Japón, lleno de turismo, actividades, visitas....

No. Ni de coña.

Él quería dedicar la luna de miel a hacerle el amor a su esposa, porque Hanji ya sería su esposa y solo pensarlo ya lo excitaba.

Su dulce, bella, inteligente y guerrera esposa. No podía epserar para consumar su matrimonio con ella y hacerle el amor hasta que ambos no pudieran más.

Por eso su idea era muy sencilla. Dedicar la luna de miel a hacer el amor con su esposa en todas las posiciones posibles, descansar para recuperar fuerzas, y entonces volver a hacerle el amor. Y así durante dos semanas.

No podía esperar para acariciar y besar entera su suave piel de chocolate. Para hundirse en su interior mientras ella gemía "Mi esposo..." con sus sensuales labios de cereza.

Hanji no sabía nada sobre sus planes. Y él no se lo iba a decir, quería que la luna de miel fuera una sorpresa para ella. Así no había posibilidad de que ella quisiera ir a un viaje de turismo que los tendría agotados. Iban a estar agotados, pero por hacer el amor, no por hacer excursiones.

Además... Levi había tenido una idea, una maravillosa idea. Durante su luna de miel quería cumplir una fantasía con la que estaba obsesionado desde hace años, desde antes de que fueran pareja oficial.

Era un fetiche suyo que a veces se había planteado de intentar hacer, pero implicaba... montar un estropicio. Un gran estropicio con mucha probabilidad. Así que al final nunca lo había acabado haciendo.

Una vez acabara de concretar destino y hotel, ya tenía una lista de candidatos, llamaría para hablar con ellos y pedirles que prepararan "todo lo necesario" para su noche de bodas. Iba cumplir su fantasía, y si el hotel le decía que no entonces llamaría a otro.

Se levantó de la mesa y flexiono los músculos del cuello, para liberarlos de la tensión de haber estado tanto rato en la misma posición.

Iba a pedirle permiso a su futura esposa para que le dejara escoger la luna de miel a él. Y si podía ser alargarla... de dos semanas a veinte días... estaba seguro de que ambos estarían tan acaramelados que el tiempo se les pasaría volando.

Y él quería estar junto a su reciente esposa, quería mimarla, llenarla de amor y complacerla como ella se merecía. Y dos semanas no era tiempo suficiente.

Bajó las escaleras hacia la planta de abajo y entonces el silencio lo sacó de sus pensamientos.

Silencio.

Porque silencio?

Hanji en teoria se había quedado abajo en el salón para cepillar a los gatos y jugar con las crías. Que ya tenían más de un año y eran gatos adultos, aún un poco más pequeños que sus padres.

Amantes OlímpicosWhere stories live. Discover now