Dama de honor

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Hanji y Levi acababan de llevar por primera vez a los gatitos al veterinario. La veterinaria los cogió con delicadeza y los examinó uno por uno mientras ellos hacian sus adorables ruiditos agudos de bebés.

La veterinaria acabó de revisar al primero, Hanji se puso al gatito negro contra el hombro y lo meció, cuando este se echó a llorar después de que revisaran su sexo:

- Es una hembra - determinó la veterinaria.

Hanji acunó a la pequeña bolita contra su hombro hasta que esta paró de llorar y se quedó tranquila contra ella. La acarició con suavidad y la puso junto al vientre de Mochi. La cachorrita se enganchó con rapidez a una de las mamas de su madre y empezó a mamar con avidez.

Levi la acarició suavemente con un dedo y dijo con suavidad:

- Como una cosita tan pequeña puede tener tanta hambre?

La veterinaria sonrió mientras examinaba al cachorrito blanco y plateado que era al que más le gustaban los brazos de Hanji:

- Los bebés de todas las especies comen mucho, básicamente comen y duermen, ya lo veréis cuando tengais hijos, los mios no me dejaban dormir por la noche los primeros meses.

Levantó la blanca colita del animal, que se echó a llorar como su negra hermana:

- Es un macho.

Hanji lo cogió con premura y lo acunó contra su pecho con dulzura, para calmarlo, este cachorro tenía especial predilección hacia ella, siempre se le acercaba y lloraba para que lo meciera. Levi lo llamaba "la bolita de pelo mimada", ella se reía internamente de los celos de su hombre, ahora que había declarado que era un macho esperaba que no se desatara una guerra campal entre Levi y el cachorro por su atención.

Cuando lo tuvó calmado se lo despegó del pecho con delicadeza para ponerlo en el vientre de su madre, a mamar junto a su hermana, pero el cachorro empezó a llorar de nuevo y ella lo acunó con dulzura:

- Sssshhhh.... ya está precioso...

Levi chasqueó la lengua:

- Tch. Lo tienes demasiado mimado... debería aprender de sus hermanos menores, míralos, ellos no lloran.

La veterinaria acabó de examinar a los dos gatitos tricolores, eran de fondo plateado con rayas negras y blancas, parecían unos tigres de plata, nieve y noche. Eran realmente preciosos.

- Este es un macho y la otra una hembra - señaló al macho como al que tenía un poco más de rayas negras que su hermana - muy bien Mochi y Sherlock, dos hembras y dos machos, que bien lo calculasteis, y todos sanos que es lo más importante.

Sherlock se acercó hacia los dos gatitos tricolores y los cogió del pescuezo con delicadeza para llevarlos hasta los pezones de su madre, donde se engancharon con avidez a mamar de su leche.

Hanji seguía con la bolita blanca contra el pecho y Levi acariciaba a Mochi que ronroneaba contenta con los tres cachorros enganchados a ella.

Hanji dejó al cachorro con sus hermanos y vigiló que empezara a mamar. Fué hasta Levi y lo abrazó por la cintura, él de seguida la acogió entre sus fuertes brazos y pegó su preciosa nariz blanca a su cuello, aspiró su olor y Hanji sintió escalfríos allí donde la rozaba esa perfecta nariz. Ella dijo con suavidad:

- Ahora que ya sabemos lo que son tenemos que elegir sus nombres...

Levi la miró, el amor brillando en el fondo de esos ojos de plata líquida y le respondió:

- Tengo algunas ideas...

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