Interesante, pensé. El príncipe estaba lleno de secretos.

Me abracé a mí misma en un intento de brindarme seguridad, el aire a nuestro alrededor me resultó incómodo, Frederick estaba a mis espaldas y sentí su mirada puesta en mí, me aclaré la garganta con discreción y volteé a verle, efectivamente estaba observándome fijamente.

Observándolo fijamente me hizo recordar la verdadera razón por la que estamos aquí, su mentira. Mentira en la cual me encontraba tan embarrada como él.

—¿Me explicarás qué fue lo que sucedió en el palacio?

Me animé a preguntar luego de un tiempo, necesitaba una buena respuesta para ello, Frederick se llevó las manos dentro del bolsillo de su pantalón y vaciló.

—Es una historia larga —contestó, asentí dándole a entender que iba a escucharle, se sacó una mano de sus bolsillos y rasco su nuca—. Como verás, el rey y la reina puede que tengan sus diferencias conmigo.

Pude notar que de una forma no quería hablar de esto, sin embargo, necesitaba una respuesta a lo que había sucedido temprano.

—¿Por eso te escondías? ¿Por qué tienes diferencias con tus padres?

Una mueca se formó boca.

—Honestamente no quisiera hablar de ello —se excusó, hubo un silencio por casi un minuto—. Pero te debo una buena explicación sobre eso de nosotros dos saliendo...

—Vaya que sí. Quiero una respuesta y más vale que sea buena —le acusé con mi dedo índice—. ¿Qué pensabas realmente? Estoy casi segura de que nadie se lo esperaba, hasta yo quedé sorprendida, ni siquiera lo vi venir.

—Sí... Yo tampoco vi venir el hecho de que estaría encerrado en una habitación con una extraña que le da bastante información a un desconocido.

Percibí lo que estaba haciendo, estaba intentando cambiar de tema.

—Creí que habíamos dejado a un lado eso de ser extraños —dije recordando nuestra conversación en el auto, enarcó una ceja.

—Éramos dos completos extraños cuando nos conocimos —aseguró—. Dime, ¿de qué te ocultabas Bethany?

Definitivamente estaba cambiando de tema, estaba evadiendo mi pregunta con otra, no era la primera vez que lo hacía por lo que deduje que el príncipe era la clase de persona que solía evadir los problemas, porque lo que sea que estuviese pasando aquí entre los dos era un problema.

—Te hice una pregunta primero.

Intenté obligarle a responderme. Su mueca se transformó en una sonrisa, dio un paso al frente.

—Y yo te hice otra.

Si, el príncipe evadía las preguntas. Como periodista, tenía experiencia reconociendo cuando alguien se mostraba incómodo ante una pregunta y no deseaba responderla, había percibido una pizca de incomodidad alrededor de él cuando le pregunté por qué había mentido, pero supo disimularlo a los segundos.

Deseando tener una respuesta a mi pregunta, presioné de nuevo.

—¿Y bien? ¿Me dirás? Dijiste que me darías una buena explicación a lo que sea que sea esto.

Frederick rodó los ojos.

—Bien. Si eso es lo que quieres, tendrás una buena explicación —aseguró, sonreí sintiendo la victoria de mi parte—. Justo después de que me prepare un sándwich.

Me ofreció una gran sonrisa que me permitió ver toda su dentadura completa. Tenía que estar bromeando.

La sonrisa desapareció de mi rostro y él también lo hizo moviéndose en dirección a lo que fue la cocina, seguí sus pasos de inmediato.

Mi romance realWhere stories live. Discover now