Campo de batalla

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Narra (T/N)

La ansiedad me consumía, necesitaba asegurarme de que todo estaba bien, pero no tenía como. Ya no era parte de la investigación, no hablaba con ninguno de los miembros y no podía preguntarle a mi prometido.

Había pasado el día entero tratando de distraerme: primer había ido con Sarah, pero no ayudaba mucho, pues siempre que veía a Sayu me acordaba de Light y por ende de su Shinigami. Así que decidí volver a mi casa a cocinar algo, tal vez así podría despejarme.

No fue así.

Terminé quemando dos bandejas de galletas y casi incendiando la cocina; así que me rindo y voy a ver televisión a la sala. Pasan unos minutos desde que había comenzado aquella actividad, cuando me doy cuenta de la hora: 12:30.

¡Perfecto! Teru estaría en su hora de almuerzo en solo media hora, y si me apuraba, podía llevarle algo de comer. No pensaba volver intentar cocinar algo, mejor le llevaba de aquellas ensaladas que tanto le gustaban.

Así que, con celular y cartera en mano, salgo de nuevo de mi casa y me dirijo a su trabajo. Estaciono frente a la prefectura y camino dos cuadras a comprar dos ensaladas, para luego volver al edificio. Entro tras checar la hora y me dirijo de inmediato a su oficina.

-¡Buenas tardes, Rokujo-sama!- me saluda la secretaria-. Que gusto verla por aquí.

-Sí, bueno, no tenía nada que hacer y pensé en traerle el almuerzo a Teru. ¿Está ocupado o ya es tiempo de su receso?

-Oh, lo siento mucho Rokujo-sama, pero Mikami-san salió hace unos minutos en su coche.

Me sorprendo, él nunca sale de la oficina para almorzar. Era una manía de él que solía molestarme cuando trabajábamos juntos, la oficina acababa oliendo a comida a final del día.

-¿Te ha dicho a dónde fue?

-No, solo dijo que era un asunto urgente y que cancelara sus siguientes dos citas. Que volvería tarde.

-Gracias.

Doy media vuelta y bajo las escaleras pensando en donde podrá estar mi prometido, más nerviosa que antes. Llegando a la planta baja, decido marcarle, pero nadie contesta. Es extraño, él siempre responde mis llamadas aunque este trabajando, y sé que ahora no lo está haciendo.

Al salir del edificio, noto que ha comenzado a chispear, y puedo ver nubes negras aproximándose. Así que corro al coche y sin pensarlo, le marco de nuevo otras tres veces, sin éxito. Intento entonces con Matsuda, pero me manda inmediatamente a buzón, y cuando le marco a Aika para preguntar donde está su esposo, ella dice que trabajando.

No está trabajando, pensé. Sí lo estuviera, me contestaría, él nunca suelta el celular y nunca está muy atento a la investigación.

Intento con todas las personas que puedo: Ide, Mogi, Aizawa, Misa e incluso Light, en un intento desesperado por contactar a quien sea, pero nada. Todos me mandan a buzón, es como si las tierra se los hubiera tragado.

Ahora, con los nervios de punta y ansiosa, conduzco al cuartel de la investigación Kira. Entro sin dar muchas explicaciones, lo cual no me cuesta, pues en la entrada me conocen. Al llegar a las oficinas correspondientes a las del equipo, encuentro todo obscuro y desolado.

Empiezo a sentir pánico, la situación actual combinándose con las palabras de Ryuk en mi cabeza y maquinando un millón de escenarios. Busco por todas partes algún papel o documento que me diga donde están todos, pero no hay nada.

Sabiendo perfectamente que podrían arrestarme por esto, pues es una investigación privada, prendo la computadora de Light y busco de arriba hacia abajo, cada rincón y detalle. Me meto en su historial de búsqueda, donde solo hay un montón de links sin sentido hasta toparme con una dirección. Era la más reciente, apenas de hoy por la mañana, pero parecía ser que la había estado buscando frecuentemente en los últimos días.

Algo me dice que ahí es donde deben de estar, y si Mikami tampoco aparecía, era porque tenía que ser algo serio relacionado a Kira.

Apago el ordenador y reviso todos los cajones, encontrando dos pistolas, que identifico como las de repuesto, y las tomo. Esto es ilegal, soy una civil, pero si todo esto resulta ser lo que creo, las voy a necesitar.

Salgo corriendo del lugar, casi cayéndome en las escaleras porque no podía darme el lujo de esperar el elevador y subo en mi coche a la misma velocidad, mojándome un poco por la tormenta que acaba de azotar. Aprieto el acelerador hacía el almacén, que por si no fuera poco, quedaba a casi una maldita hora de donde estaba.

-Demonios, maldición- trato de marcar de nuevo a todos los implicados, uno por uno, pero nadie contesta por más que insista-. ¿Qué estas haciendo, Light?

Estoy desesperada, al borde del llanto y a punto de comenzar a volver el estomago. ¡Ay, no! Se me había olvidado, tenía que haber ido al médico a recoger mis análisis.

-¿Es en serio?- me reprocho a mi misma con enojo.

¡Los malditos análisis podían esperar! Lo importante ahora es que todo el equipo de investigación de Kira y mi prometido, que también resultaba ser el ayudante de Kira, habían desaparecido.

Al principio las calles están solas y tengo la fortuna de pasar por cada semáforo con rapidez, pero a quince minutos de llegar, me encuentro con un atasco. Alguien había chocado, quizá por haber derrapado en la lluvia, pero la misma tampoco ayudaba. Era un verdadero caos y yo no sabía cuanto tiempo tenía.

¿Tenía tiempo siquiera? ¿Era para empezar una situación tan alarmante como pensaba? Ryuk tenía que saber y si me dijo adiós aquella mañana, fue por algo.

-De acuerdo.

Sin poder esperar, estaciono el coche tan rápido como puedo, enfrente de una tienda que nunca había visto, pero memorizo su nombre para volver después. Bajo del coche, la tormenta empapándome de inmediato, y me quita los tacones, dejándolos en el asiento del copiloto. Y sin más, probablemente con la vista de todos los demás encima, corro hasta el almacén.

Me iba a enfermar, pero no importaba. En la lluvia, descalza y con el maquillaje corrido, corro por la carretera y a través del muelle por diez minutos seguidos. Voy lo más rápido que puedo, los pies lastimados y resbalándome cada cuando, pero no me detengo ni cuando visualiza el almacén.

Siente que el corazón se me va a salir del pecho y las piernas me tiemblan, pero al ver el coche de Aizawa fuera del lugar, junto con otro negro que desconozco, corro de inmediato hacía aquel punto.

Al llegar a la puerta del lugar, me pega a la pared, acercándome un poco para ver si puede oír algo. La voz de mi prometido y la de Light con inconfundibles, ellos estaban ahí armando un show digno de cualquier novela.

Se había vuelto loco, pensé. ¿Y ahora qué se suponía hiciera yo?



Koi No Yokan (Light Yagami y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora