Capítulo 29

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— ¿Qué es eso? —pregunta Ryker mirando con desconfianza el objeto que sostengo entre mis dedos.

— "Esto"... —respondo con cierta diversión tirando de las comisuras de mis labios —. Son unas tijeras. No he podido encontrar nada mejor con lo que poder afeitarte esa barba por completo, pero al menos la arreglaremos un poco — me aproximo a la cama, en cuyo borde Ryker se encuentra sentado, y me arrodillo sobre el colchón a su lado. Ryker gira su cuerpo ligeramente para quedar frente a mí y sus manos rodean mi cintura. Al sentir su cálido tacto, recuerdo lo que hicimos anoche y mis mejillas se tornan de color rojo —. ¿Puedo? —le pregunto ignorando el rubor que inunda mi rostro y mirando dentro de sus intensos ojos ambarinos.

Él les da una última mirada insegura a las tijeras en mi mano y después asiente. Sonrío, complacida, y me pongo manos a la obra. Con mucho cuidado voy disminuyendo el espesor de su barba oscura y tan concentrada estoy que apenas me doy cuenta de que la atención de Ryker está fija en mí. Él observa mi rostro con detenimiento. Mis ojos de color azul claro, mis labios rosados y mi cabello rubio que cae sobre mis hombros de forma despeinada.

— Eres tan hermosa, tan... —susurra repentinamente y mi mano queda suspendida en el aire con las tijeras entre mis dedos. Mi corazón late de forma acelerada al escuchar sus palabras aduladoras, aunque me doy cuenta de que no ha terminado —... sexy.

Eso último hace que me ría y los dedos de Ryker se cierran más firmemente alrededor de mi cintura atrayéndome hacia él.

— ¿Acaso sabes lo que significa esa palabra? — pregunto con una sonrisa en mis labios.

Las tijeras se deslizan fuera de mis dedos y caen al suelo. Ryker me atrae en su dirección hasta que mi pecho queda pegado al suyo. Apoyando mis manos sobre sus hombros, lo observo con diversión, una emoción que también inunda su rostro cuando me escucha reír con júbilo.

— No —el niega en respuesta a mi pregunta con una media sonrisa. Después, una de sus manos abandona mi cadera para ascender hasta mi cabeza y comienza a peinar mi alborotado cabello con sus dedos —. Pero sé que es algo bueno — susurra con complicidad.

Lentamente, una enorme sonrisa se dibuja en mi rostro sin poder apartar la mirada de sus ojos, que parecen haber adquirido un brillo juguetón. Jamás hubiese imaginado que él tuviese esta faceta, aunque debo confesar que me gusta demasiado.

Poco después su expresión cambia tornándose pensativa y sus ojos parecen vagar en la lejanía.

— ¿En qué piensas? —pregunto, curiosa.

— Creo que ahora puedo comprender porque nuestro alfa casi pierde la cabeza por Amara — murmura él y, después, su mirada vuelve a enfocarme.

Recuerdo ese nombre. Hace tiempo él habló sobre una mujer humana que portaba tal nombre y que también era alfa de la manada. Por sus palabras, comprendo ahora que ella debe de ser la pareja del lobo que desde un principio lideraba al grupo.

— Nunca hablas de él —comento queriendo saber más del lugar de donde viene y de los otros lobos que forman su manada —. ¿Cómo es?

Dejo que mi peso caiga sobre Ryker y, sin esfuerzo, él me sostiene contra su duro cuerpo mientras hablamos.

Vhalo es un buen líder —confiesa él como si le costase pronunciar esas palabras —. Excepto aquella vez que apareció Amara. Tomó muy malas decisiones en aquel entonces.

—El amor es capaz de enturbiar nuestro juicio — comento haciéndole entender que el comportamiento de su alfa es más normal de lo que pueda pensar.

El deseo del ave enjaulada © #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora